El Arrepentimiento precede a la Salvación

El Arrepentimiento precede a la Salvación

Mensaje del Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela

No hay salvación si no hay arrepentimiento. La palabra arrepentimiento significa el cambio de opinión; se refiere a un giro total en la forma de pensar, acompañado de un sentir interno al darte cuenta que has obrado mal.

 

En el término hebreo, la palabra arrepentimiento es ‘Najam’ que quiere decir sentir una pena por algo con tal fuerza que conduzca a un cambio de actitud, frente al objeto por el cual se siente la pena, esto quiere decir que cuando te arrepientes de algo, sientes una pena tan fuerte dentro de ti, que te lleva a un cambio; por ejemplo, si te arrepientes de la fornicación, esa pena que te genera esa carga tiene que venir con una fuerza tan grande que haga que cambies de parecer – esta pena debe producirse obligatoriamente porque sin esta pena no hay arrepentimiento.

No solo debemos andar detrás de los carismas de Dios, sino que debemos andar en busca del más grande galardón, que es la salvación. En el Nuevo Testamento, desde el principio, Dios expresa y muestra la gran importancia del arrepentimiento, podemos ver en Mateo 3:2 cuando Juan el Bautista nos habla “ y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, así mismo, en Mateo 4:2, Cristo una vez más, en su primer sermón, nos dice: “Arrepentíos”.

 

Es tan importante el arrepentimiento para Dios que Él escoge un hombre con una misión y un llamado, un hombre tan especial, como Juan el Bautista para que trajera la palabra del arrepentimiento; la Palabra habla de que Juan el Bautista bautizaba en el arrepentimiento.

 

Dice en Mateo 4:17 dice:

 “ Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.

 

Esto es importante para Dios, en estas palabras vemos como hay algo que a Dios le interesa porque el arrepentimiento es la base de la salvación. El arrepentimiento es el cambio voluntario producido en el interior del pecador, por el cual, reconociendo sus culpas, las aborrece, y busca el perdón,  la pureza moral y el cambio de conducta.

 

El arrepentimiento no es solo arrepentimiento por sí mismo, el arrepentimiento tiene que buscar perdón y el reconocimiento de culpas, el arrepentimiento debe buscar un cambio moral porque cuando hay un arrepentimiento genuino, hay un resultado de un cambio de los valores y son valores morales para algo que a Dios no le agrada, todo aquello que a Dios no le agrada, siempre va a tocar tus valores.

 

El arrepentimiento de un pecador es el principio del cumplimiento de la elección y la predestinación del hombre, así que cuando te arrepientes, en ese momento se está cumpliendo la elección que Dios hizo de llamarte y traerte, no es más que el cumplimiento de una predestinación que ya Dios había dispuesto para que en el tiempo, tú vinieras a Sus pies, es por esto, que el arrepentimiento tiene que ser genuino, no puede ser a medias.

 

El arrepentimiento debe ser voluntario, Dios no te va a obligar, Él toca tu corazón y te atrae, pero el arrepentimiento es voluntario. Cuando le entregas tu vida a Dios y entras en ese arrepentimiento, es justo en ese momento que empieza el cumplimiento de que fuiste elegido y predestinado para Dios.

 

Romanos 8:28-29 dice

“ Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.

 

Cuando entras en ese arrepentimiento genuino, no te imaginas el nivel en el que estás entrando, primero, porque tú lo decides y segundo, porque al arrepentirte, le estás anunciando al mundo que fuiste elegido y predestinado por Dios, y este también, es el principio de la manifestación de Su gracia, es por Su gracia que somos salvos.

 

Si no hay arrepentimiento genuino, no entras al nivel de la gracia, y si no hay gracia de Dios en tu vida, no hay salvación. Si no hay arrepentimiento genuino, tu salvación no es segura. Ahora bien, cuando tienes un arrepentimiento genuino y luchas con tu voluntad, donde cada día que pasa ves tus procesos y vas arrepintiéndote voluntariamente debido a esa pena que se produce en ti, es esta pena que produce el cambio que todos pueden ver, y cuando le demuestras al mundo que te has arrepentido genuinamente, ya no tienes que seguir a nadie, ellos más bien, te seguirán a ti!

 

El arrepentimiento no es una sola vez, cuando le entregas tu vida a Jesús, el arrepentimiento es cada segundo y cada minuto, donde voluntariamente tomas la decisión de darte la vuelta y de recuperar los valores que se perdieron. Cuando haces de ese arrepentimiento, un estilo de vida, te viene la gracia, te viene la salvación y viene eso que nos falta a todos, la justificación, y para ser justificados es necesario entrar por la puerta del arrepentimiento, y si no somos justificados, somos injustificados, por esto juzgamos y cuestionamos tanto, porque no nos hemos arrepentido genuinamente.

 

Dios te justificó para que seas justo con los demás y no vas a ser justo si no entras por la puerta del arrepentimiento genuino, cuando criticamos y enjuiciamos al que cae, no estamos arrepentidos. La Palabra dice que 7 veces caerá el justo y 7 veces será levantado, la Iglesia tiene que entrar en esta revelación y en este entendimiento, hemos manejado estos conceptos extraños y propios, creemos que somos salvos y santos y que somos maduro, y es mentira, no somos nada de esto, porque hasta que el arrepentimiento no sea genuino, estamos en una cuerda floja.

 

Si no entendemos el concepto del arrepentimiento, no tendremos la revelación del Espíritu Santo, no tendremos la revelación de la gracia, la salvación y la justificación.

 

Dices ser cristiano y ser hijo de Dios y continúas con las mismas actitudes, con los mismos pensamientos y con la misma forma de hablar, sigues con el mismo pecado y no cambias ni la forma de caminar! Si no te arrepientes genuinamente, el Espíritu Santo nunca te va a revelar el valor de la salvación, el valor de la gracia y el valor de la justificación. La Palabra de Dios establece que por Su gracia somos salvos y el 99.9% de la gente no entiende lo grande de Su amor y que por este amor inmerecido nos dio la salvación; la gracia no es más que un favor inmerecido.

 

Es más importante mantener un arrepentimiento genuino en tu vida, que andar detrás de los carismas, cuando es así, hay problemas, sin embargo cuando tu arrepentimiento es genuino, el favor y la gracia de Dios vienen sobre tu vida y no tienes que esforzarte.

El arrepentimiento envuelve 3 cosas:

  1. Elemento mental: Es por esto que cambia nuestro punto de vista acerca de la santidad de Dios y de la maldad del pecado, es lo que va en contra de la moral de Dios, es una convicción de pecado desde tu punto de vista.

 

Salmos 51:3-10 dice:

 “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.  He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.  He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.  Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.  Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”.

 

El arrepentimiento lleva un elemento mental de reconocimiento y de entendimiento, es algo que te tiene que enfrentar con la forma y estilo de vida que has estado viviendo, debes decirle a Dios que lo reconoces y entiendes y pedirle ser cambiado para no apartarte de Su lado.

  1. Elemento emocional: Cuando pecas, el arrepentimiento tiene que provocar en ti una emoción de pesar y de tristeza, si esta parte emocional no está presente en tu arrepentimiento, la conciencia esta cauterizada. Es un cambio en nuestros sentimientos por lo que te produce el pecado, es una pena por haber fallado al carácter de la santidad de Dios, si haces algo malo, no te puedes quedar igual, tiene que haber un pesar que te rompa las entrañas. Cuando te familiarizas con el pecado, no hay elemento mental ni emocional porque ya el pecado es un estilo de vida en ti, es un pecado que no has podido dejar y que ha opacado tu mente, haciéndose una rutina.
  1. Componente de la voluntad: Es donde tú decides arrepentirte, por más que alguien te lo diga, si no lo decides, no te arrepientes. El diablo no puede tocar tu voluntad, tu voluntad la toca la concupiscencia que tienes, tu voluntad no te la toca Dios ni te la toca Satanás, tu voluntad solo la toca tu concupiscencia.

 

Tú decides si quieres un arrepentimiento genuino o no, y es que te acomodas, es por esto que hay hijos de Dios con 7 u 8 años en el evangelio y caen, le fallan a Dios porque no han entendido la revelación de lo que es el verdadero arrepentimiento.

 

Hay una paciencia en la misericordia de Dios.

 

2 Corintios 7: 9-10

“Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.  Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.

 

La pena que te produce el fallarle a Dios es el principio de tu salvación!

 

Cuando esa pena y tristeza por haber dejado el pecado es en el mundo, produce muerte, por esta razón, aquí dentro estás muerto, porque esa pena y tristeza la sigues trayendo a la Iglesia, si esa pena por lo que dejaste en el mundo, te pasa aquí dentro de la Iglesia, te produce vida, en la Iglesia puedes continuar con esa pena, porque eso es lo que te va a dar la salvación y el poder buscar la gracia y la justificación. Esa pena es la que está preparando tu camino a la salvación.

 

Arrepiéntete por el temor a lo que te va a pasar o por la consecuencia de lo que te va a venir, el arrepentimiento siempre te va a llevar a una desesperación. Judas en su arrepentimiento, se desesperó y se suicidó, lo de Judas no tuvo nada que ver con arrepentimiento genuino.

 

El arrepentimiento genuino lleva fe en Cristo, esperanza de perdón y amor a Dios, por esto, los hombres que no tienen fe y que no aman a Dios, no tienen verdadero arrepentimiento, los hombres que no se creen dignos de ser perdonados, no entran en el arrepentimiento, y así está la Iglesia ahora.

 

Acto de voluntad es tu decidir el darle la vuelta al pecado, en griego la palabra es Metanoia.

 

Lucas 15:14-20 dice:

Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.  Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.  Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!  Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.  Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.  Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

 

En los versículos del 14 al 17, todavía el hijo prodigo no había entrado en el arrepentimiento genuino, en estos momentos, el estaba en el proceso de reconocimiento. En el versículo 18 tampoco aquí había arrepentimiento genuino, si él hubiera encontrado alguien que le dé dinero, se queda y no regresa hacia su padre, aquí el continuaba en el reconocimiento.

 

Nosotros confundimos arrepentimiento con reconocimiento, por esto, caemos otra vez y no nos podemos controlar, y es que todavía en el reconocimiento somos muy frágiles, el pecado desnuda nuestra alma y nos hace frágiles, el pecado desnuda nuestras emociones y sentimientos.

 

En el versículo 20,  aquí es cuando verdaderamente empieza el arrepentimiento, la palabra ‘levantándose’ conlleva una acción, una decisión, un control de voluntad, aquí inicio el arrepentimiento genuino del hijo prodigo y cuando este hizo la acción, también tomó la decisión y la fuerza de voluntad; la Palabra dice que cuando que cuando el padre vio a su hijo, fue lleno de misericordia, de la misma manera, cuando tu arrepentimiento es genuino delante de Dios, El te da de Su misericordia y siempre, detrás de Su misericordia, viene lo mejor de Dios. Cuando en cualquier momento, Dios tiene misericordia de ti, puedes estar seguro, que lo mejor de Él, viene junto a esa misericordia, en primer lugar, porque te está salvando de algo, o segundo, porque te va a llenar de bendiciones.

 

El arrepentimiento es un cambio radical en el interior del hombre y éste sólo puede ser iniciado por el Espíritu Santo y lo hace posible, por medio de una regeneración que empieza a producirse en la nueva vida dentro del nuevo ser. Una cosa es arrepentimiento, otra es conversión y otra es regeneración; el arrepentimiento es decisivo, voluntario y radical, el arrepentimiento es una sola vez, la conversión es de todos los días, porque todos los días te vas a chocar con cosas que van a querer detener tu conversión y tu verdadera conversión no llega, hasta que estás en el trono de Cristo. Tienes que convertirte todos los días y no hay real conversión, si no hay arrepentimiento genuino, y ese trabajo diario de la conversión se te hará más ligero, conforme lo genuino de tu arrepentimiento.

 

De la misma forma, que no tenemos conversión genuina sin arrepentimiento, tampoco tenemos una regeneración genuina, si no hay conversión genuina; hasta que tu conversión no sea genuina, esa de trabajarla todos los días, tu mente nunca será regenerada, por esto, no cambiamos ni damos frutos, porque la regeneración viene conforme lo genuino de tu conversión.  Si todos los días, te conviertes y luchas por esa real conversión, la regeneración de tu mente va de la mano y el arrepentimiento te va empujando.

 

Conversión se refiere a convertirte, haciendo un cambio que tienes que hacer todos los días, porque siempre encontrarás escollos y es el arrepentimiento genuino que te va a dar un impulso para esta conversión genuina que es la que trae la regeneración.

 

Por esta razón, Pablo hablaba tanto de la regeneración, él se arrepintió genuinamente, una sola vez y tuvo una conversión, permaneciendo enfocado, y sólo por esto, podía hablar de la regeneración, es por ello que no damos frutos, porque la conversión sin regeneración, no da frutos.

 

La conversión es una actitud tuya y la regeneración es una actitud de Dios, es Dios que te cambia la mente y lo hace, según va tu conversión. En la conversión, tú decides con tu voluntad el cambiar, y en la regeneración, es Dios haciéndolo porque ve en ti la decisión y la voluntad de hacerlo!