La Regeneración Espiritual

Mensaje del Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela

Ezequiel 36:26 (RV1960) dice:

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne”.

 

Dios le llama al valor que Él da al trato que tiene con nosotros regeneración espiritual. La regeneración es el principio del reconocimiento de que Dios tiene un propósito contigo y en cada uno de nosotros. Cuando Dios habla de que va a poner en nosotros un corazón y un espíritu nuevos, se refiere a la regeneración de su espíritu, porque el propósito de Dios es regenerarnos, esto es lo que Él busca desde el momento en que le entregamos nuestra vida a Jesús, es donde comienza un ciclo de regeneración de tu corazón y de tu espíritu y es que necesitamos este proceso para caminar con Dios.

La regeneración espiritual es un acto especial de Dios donde el receptor es pasivo, es un acto de Dios donde la persona que va a ser regenerada es totalmente pasiva, Dios es quien decide. Tú no decidiste buscar a Dios, más bien Dios decidió buscarte a ti. Sólo Dios despierta a la persona espiritualmente mediante el poder del Espíritu Santo.

 

Tito 3:3-6 (RV1960) dice:

“ Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador”.

 

Fuimos lavados y renovados por la misericordia de Dios; muchos de nosotros estamos luchando en la Iglesia por nuestros propios conceptos, para acomodarnos conforme a lo que pensamos y creemos. Dios lo que está viendo es que tenemos que ser regenerados y cambiados.

 

Regenerarte significa que vas a ser cambiado totalmente, de lo que eras antes con aquello que tienes que ser ahora, por esta razón vamos a tener una lucha en nuestra mente y con nuestros pensamientos. Muchos de nosotros seguimos sentados en la Iglesia sin ser regenerados y esto es porque le damos mayor importancia a otras cosas que no nos permiten cambiar. La Iglesia es un ente de regeneración y cambio, es un ente que me da un valor diferente.

 

De la única forma que puedes continuar en pos de Dios y que Dios pueda seguir contigo es cuando eres regenerado. Si estás en la Iglesia, no puedes seguir igual, con las mismas actitudes y pensamientos de antes, porque la meta de Dios es que seamos regenerados.

 

Cuando estamos siendo regenerados por Dios, el cambio no ocurre de un momento a otro, una regeneración total es un proceso, es por esto que el seguir a Cristo no es una problemática de rapidez, sino más bien de persistencia. La palabra sin el poder del Espíritu Santo no te regenera y Dios está buscando cambiar Su Iglesia porque la quiere llevar a otro nivel.

 

En la biblia encontramos varias veces este concepto de regeneración descrito bajo otros términos, como lo es nacido de nuevo, renovado, nueva criatura; cuando vemos a David hablar de nueva criatura y de ser renovado, se refiere a una regeneración.

 

La regeneración del hombre es provocada y decidida por Dios porque Él es quien nos busca primero y nos trae a la regeneración, ya cuando entramos en ella, los responsables somos nosotros mismos. Dios te busca y te lleva donde está Su presencia, le entregas tu vida a Él y luego te dice que la regeneración depende de ti. Tú decides ser regenerado. Tienes que empezar a cambiar aquello que no le agrada a Dios. Mientras más dependas del hombre, menos vas a ser regenerado; mientras más dependes del hombre, más inmaduro eres. Tu dependencia total debe ser en Dios.

 

Efesios 2:1 (RV1960)

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.

 

A Dios no le interesa tu cuerpo, lo que da vida y vida abundante a tu cuerpo es tu espíritu, Dios viene para vivificar tu espíritu que estaba muerto por el pecado”.

 

Versiculo 2 “ en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”.

 

En la Iglesia nos encontramos con la misma corriente de este mundo, la desobediencia es la rebeldía y la rebeldía es el tú vivir en Cristo y no hacer lo que Cristo dice que hagas.

 

Versículo 3 “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.

 

Dios llora cuando ve que nuestros pensamientos y deseos están en la carne, y las actitudes y el carácter en función del placer. Para entrar en el proceso de regeneración, tienes que empezar primero a valorarte a ti mismo.

 

Salmos 51:10 (RV1960) dice:

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí”.

 

El pueblo de Dios necesita tener los conceptos claros y revelados, si no los tiene no podrá recibir la respuesta de Dios de cuál es Su voluntad para sus vidas.

 

Cuando Dios te muestra cuál es Su voluntad para tu vida, todo se hace más fácil. El principio del error es el no conocer la voluntad de Dios para nosotros, cuando no sabemos Su voluntad, peleamos y queremos imponernos con nuestro tiempo y con nuestros deseos. Conocer la voluntad de Dios  desde que te levantas hasta que te acuestas es la mejor opción para no fallarle.

 

Buscamos escuchar la voz de Dios sin sacrificio, queremos sanar enfermos y liberar a los endemoniados  sin ser regenerados. Es como querer todo lo de Dios sin que Él toque nada de lo mío. La mente nos acomoda y nos creemos muy espirituales por la sabiduría humana y cuando hacemos esto nos disfrazamos de religiosos y apagamos el Espíritu Santo dentro de nosotros.

 

1 Corintios 2:6-12 (RV1960)

“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria”.

 

Sólo el Espíritu Santo puede activar la regeneración. Necesitas sacrificar lo tuyo para entrar en esa regeneración del espíritu, hay misterios que aún no han sido revelados y son para aquellos que sí están siendo regenerados; hay una sabiduría oculta de Dios que no es para aquellos que están muertos de espíritu sino que es para esos que sí quieren revivir y regenerar su espíritu.

 

Para obtener esa sabiduría oculta de Dios, obligatoriamente tu espíritu debe estar conectado con el espíritu de Dios, tu espíritu no puede estar muerto ni en pecado; si estás en pecado, no tienes acceso a esa sabiduría, y toda la sabiduría proveniente de Dios sólo te trae bendición.

 

Versículo 8. “la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”.

 

Cada vez que pecas, crucificas a Jesús! Cada vez que pecas lo llevas al Getsemaní. La crucifixión de Cristo es eterna. Este evento es eterno, la cruz tiene poder todo el tiempo y la sangre de Cristo es fresca siempre.

 

Nosotros somos los príncipes de este siglo, cuando no tenemos la revelación y continuamos crucificando a Cristo por el mismo pecado. La Palabra dice que tomes tu cruz, esa cruz es la misma que le clavas a Cristo cuando caes en pecado, esta cruz debes clavarla a ti mismo primero.

 

Versículo 9. “ Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

 

Cuando no obedeces a Dios, te estás amando más a ti que a Dios. De aquí la importancia de entender el significado de la cruz del calvario, de lo que sucedió en ese momento en el mundo espiritual, toda la eternidad se desbordó en una línea del tiempo para que tú y yo fuésemos salvos. Ser salvo significa regenerar tu espíritu, 24 veces todo el día, a toda hora. La esencia de regenerar tu espíritu es matar la competencia de tu “yo” con Dios

 

Versículos  11-12 (RV1960) “ Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.  Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”.

 

Conforme te regeneres, Dios te va dando sabiduría. La sabiduría la obtienes por la experiencia y las experiencias te hacen ser inteligentes. Hay personas sabias que no son inteligentes y gente inteligente que no es sabia. Primero necesitas ser sabio para almacenar experiencias y son las experiencias que te traen inteligencia para no volver a hacer lo de antes. La sabiduría te puede llevar a irte detrás de las oportunidades, pero si no tienes inteligencia, las oportunidades se te vuelven a ir.

 

Versículo 14 (RV1960)

“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.

 

La regeneración de tu espíritu es la fuerza que te hará interactuar con Dios y entrar en lo eterno de Su gloria y de Su reino. Es importante entender que tienes un espíritu y entender para qué lo tienes. Este espíritu no es para hacer milagros ni para hacer cosas y que nos vean, lo que haces a través del espíritu es sólo el fruto de lo que realmente es tener una vida espiritual. La regeneración del espíritu la necesitamos para saber y entender cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida.

 

Si regeneras tu espíritu bajo esta condición, todo va a ser muy diferente y lo demás vendrá por añadidura: Milagros, prodigios, sanar enfermos. Cada quien debe tener su propia personalidad y buscar tener su propio encuentro, su propia regeneración, y de esta forma, conocer la voluntad de Dios para su vida.

 

Cuando comienzas a ser regenerado comienza una división entre tu alma y tu espíritu, antes de venir a Cristo, tu alma y espíritu estaban unidos, ahora, empezando la regeneración, comienzan a separarse, es en esta separación que empiezas a crecer en la madurez espiritual.

 

Cuando no decido cambiar y ser regenerado, el alma y el espíritu se quedan unidos, y lo que percibas en la Iglesia no será de tu espíritu porque tu alma siempre va a tener más control que tu espíritu y lo que recibes en la Iglesia en vez de hacerse rhema y traer un cambio en tu vida, lo vas a acomodar y es cuando comienza la religiosidad.

 

La regeneración siempre va a comenzar con un cambio de tu espíritu interior, debes procurar tu cambio desde adentro para que después venga lo de afuera. Los que son regenerados no buscan mostrar lo que son, sino ser hecho de lo que son.

 

Dios quiere regenerar tu espíritu para que sea tu espíritu el que invada tu cuerpo y tu alma, hasta que tu espíritu no es regenerado, tu alma obliga al cuerpo y cuando es tu espíritu que domina tu alma, tu cuerpo obedece al espíritu. Cuando estás en esta situación, tus decisiones siempre van a ser por lo que ves y por lo que sientes. Necesitas estar en el espíritu para ver a Dios y para escuchar a Dios, porque Dios es espíritu.

 

A medida que avanzas en este proceso de regeneración, Dios te va dando porciones de Su espíritu y Él comienza a dirigir tu vida con dones de discernimiento, palabra de ciencia y sabiduría.

 

Todo lo de Dios lo recibes en tu espíritu y esto es lo que tiene que saturar tu alma y tu cuerpo, provocando una separación entre alma y espíritu, mientras tu alma doblegue tu espíritu, esto no es posible, pero cuando es tu espíritu que doblega tu alma y tu cuerpo obedece al espíritu, tu cuerpo pasa a ser templo del Espíritu Santo. Cuando eres regenerado, tienes que hacer un esfuerzo para no pecar y que tu espíritu no se apague.

 

1 Pedro 1:3-4 (RV1960)

 “ Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”.

 

1 Juan 3:8-9 (RV1960)

“ El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.  Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.

 

La palabra vida en griego es Zoe que significa vida en el espíritu. El objetivo de Dios en un hombre regenerado es liberarle de todo aquello que es su vieja naturaleza porque dentro de su espíritu regenerado es que están todas las cosas que Él tiene para ti, dispuestas desde antes de la fundación del mundo.

 

Satanás se opone a que seas regenerado porque sabe que dentro de la regeneración de tu espíritu vas a encontrar todo lo que Dios tiene para ti. El propósito que Dios tiene para tu vida está dentro de tu espíritu regenerado y hasta que no seas regenerado, ese propósito no se va a cumplir, podrás vivir en religiosidad sin saber adónde vas y sin saber lo que Dios tiene para tu vida. En tu espíritu regenerado está almacenada la gloria y el reino de Dios y tú sólo lo podrás manifestar conforme seas regenerado. Dios no está en el cielo, Él está dentro de ti.

 

Lo perdimos en el Edén con el pecado original y lo podemos recuperar en la cruz, en Cristo Jesús; cuando Jesús fue crucificado, fuimos sentados en lugares celestiales y sólo con tu espíritu regenerado puedes sentarte en lugares celestiales. Un lugar celestial significa manifestar y vivir lo divino.

 

En la cruz se cumple todo y es el Espíritu Santo quien administra en el hombre lo que ya se ha cumplido en la cruz. Si tu espíritu no es regenerado, no vas a tener la revelación de la cruz del calvario y no vas a tener la revelación de lo que Jesús vivió en el Getsemaní; lo único que te va a enfrentar es esa revelación que tengas de la cruz del calvario. La cruz nos garantiza seguridad y el Espíritu Santo nos proporciona experiencias.