“Sed íntimos de Dios” – Mensaje del Apóstol Miguel Bogaert

Quiero enseñarte sobre la importancia de tener una relación íntima con Dios y ver qué pide Dios y los beneficios de estar en una relación con Él. Vemos que en la historia de la humanidad el hombre ha intentado tener encuentros con Dios y buscar de Él, pero muy pocos lo logran.

 

En este día quiero que veamos cómo podemos cultivar esta relación íntima con nuestro Padre. Muchas veces creemos estar en intimidad con Dios y no es más que religiosidad.

 
Éxodo 33:12-14 (RV1960)
12 “Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. 13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. 14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”.

 

Moisés tenía una relación íntima con Dios. Cuando Dios nos llama, está interesado en relacionarse con nosotros.

 

Éxodo 33:15-18
15 “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 16 ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? 17 Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. 18 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”.

 

Nosotros necesitamos la misma pasión de Moisés por Dios. Moisés no era independiente como lo somos nosotros. Cuando Dios se refiere a nuestro nombre, habla de nuestro propósito. Dios nos conoce por nuestro propósito.

 

Cuando tenemos intimidad con Dios, aseguramos ver la gloria de Dios.
 

Salmos 24:3-6 (RV1960)
3 “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿y quién estará en su lugar santo? 4 El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. 5 El recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación. 6 Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.

 

Salmos 73:1 (RV1960)
1 “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón”.
 
Mateo 5:8 (RV1960)
8 “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.

 
El requisito para ver a Dios y tener intimidad con Él es tener un corazón limpio y puro.

 

Dios lo primero que verá es nuestro corazón, donde están nuestras intenciones y de donde salen nuestras actitudes. Si quieres ver el corazón de una persona, solamente tienes que ver sus actitudes. Nuestras actitudes son el resultado de nuestras intenciones y nuestras actitudes reflejan lo que hay en nuestro corazón. Por lo que necesitamos un corazón limpio.

 
Como creyentes, tenemos que empezar a trabajar nuestro corazón. ¿De qué nos sirve buscar a Dios si no limpiamos nuestro corazón? Es por esto que muchos no estamos siendo bendecidos ni correspondidos por Dios, porque Él está mirando nuestro corazón.

 

Si queremos una relación profunda con Dios y queremos verlo actuar a nuestro favor y haciendo cosas grandes, tenemos que empezar a trabajar nuestro corazón. Un envidioso, uno con un corazón egoísta o con pensamientos inicuos no puede ver a Dios.

 
Para limpiar nuestro corazón:

Tenemos que decidirlo.
Tenemos que reconocerlo.
Tenemos que batallar con eso.

 
La Iglesia está hecha para enseñarlos las herramientas necesarias para que batallemos nuestro corazón. Dios creó a la Iglesia para enseñarnos a batallar con nuestra mente. La Iglesia no está hecha para aceptarte o hacerte sentir bien. El día que vayas a una iglesia que te acomode, deberás salir de ahí corriendo, y esto es, porque cuando Dios te habla te tiene que incomodar porque lo que tienes, a Él no le agrada.

 
A Dios no le agrada nuestro ego ni nuestra vanidad, tampoco nuestra ira o rechazo. Por todo esto, Él siempre trabajará con nosotros.

 

1 Pedro 2:1 (RV1960)
1 “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones…”

 

Todo esto está en nuestro corazón, y mientras más lo trabajamos, más sensibles a Dios nos hacemos.

 

Detracción se refiere a la murmuración, a la difamación y a los chismes. En cuanto a la hipocresía, se refiere a fingir sentimientos que realmente no sienten, y viene del vocablo griego que significa la función de actuar o hacer un papel. Muchas veces nos preocupamos por los pecados de la carne y no por los del corazón. Talvez estamos batallando con el pecado de sexo ilícito o fornicación, sin embargo, estamos llenos de críticas, chisme, mentira y murmuración.

 

¿De verdad crees que vas a poder ver al Dios de dioses, al Alfa y Omega, al que lo creó todo, así de fácil y gratis? Algo nos tiene que costar y doler. Algo tiene que morir. Desde que soy cristiano, he conocido que para ser bendecido, algo en mí tiene que morir. Todo lo que tiene vida propia no es bendecido ni hace nada.

 

Lucas 12:1 (RV1960)
1 “En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”.

 

Cuando andamos entre hipócritas, no sabemos con quién andamos realmente. De un corazón hipócrita, podemos esperar cualquier cosa.

 

A veces estamos en la iglesia empeñados en una cosa, más Dios está enfocado en detalles. Y es porque este tipo de cosas en nuestro corazón es generalmente el génesis de cosas peores.

 

Si queremos intimidad con Dios, tenemos que asumir una responsabilidad y una integridad con nosotros mismos de reconocer y entender que tenemos ese problema. El evangelio es para gente que está clara y sabe que tiene que cambiar, que sabe que tiene que sacar de su corazón todo lo que está mal. Nos encontramos viviendo un evangelio hipócrita de engaño hacia nosotros mismos. Si nos respetáramos un poco más, no viviéramos de tanto engaño y de lo que no podemos.

 

Necesitamos ser más íntegros con nosotros mismos y reconocer cada una de nuestras debilidades, cuando lo hacemos, nos hacemos grandes delante de Dios. Jesús fue enviado a la tierra para que reconociéramos nuestras debilidades, pero no podemos quedarnos en ellas. Sin importar cuánto tiempo tenemos haciendo lo mismo, tenemos que cambiar y hacer algo diferente.

 

Fuimos llamados para vivir una vida santa. No lo seremos, pero nuestra actitud de querer serlo debe ser santa.

 

1 Pedro 1:13-16 (RV1960)
13 “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado, 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”.

 
Tenemos que entender a Dios y a nosotros mismos. No puede ser un entendimiento de un solo lado, debe ser recíproco. Cuando habla de sobrio, se refiere a no estar intoxicado de algo que te embriaga.

 
El dinero, el placer y el sexo nos embriagan, y nos llaman a no intoxicarnos con cosas externas. La palabra sobrio en griego es nefo que significa estar libre de toda influencia de un producto que embriaga. Cuando estamos embriagados perdemos toda lucidez; cuando le decimos a un orgulloso que lo es, de inmediato se retrae y con seguridad afirma que no lo es, lo mismo pasa con un borracho cuando es confrontado en su condición.

 

Un santo se busca a través de otro santo. Un santo solamente camina al lado de otro santo. A un santo, sólo se le revela otro santo.

 

1 Pedro 1:17-20 (RV1960)
17 “Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros”.

 

Para ver a Dios y caminar con Él, tengo que tener temor a Él. Cuando no cambiamos, le decimos que la sangre no tiene fuerza ni valor. Su sangre es eterna, tiene el mismo poder y autoridad porque lo eterno es un presente ahora.

 

Mientras sigamos sujetos a pasiones humanas, no tendremos intimidad con Dios.

 
Santiago 4:1-4 (RV1960)
1 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.
 

El adulterio al que Santiago se refiere es con el mundo. Meditemos un momento en lo que siente el Espíritu Santo cuando andamos metidos en el mundo. El diablo nos vive sometiendo porque nosotros no nos sometemos a Dios. El diablo vendrá a nosotros a través de nuestras iniquidades y deseos.

 
Santiago 4:8 (RV1960)
8 “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.

 

Es una decisión, debemos acercarnos a Dios. Todo lo que hacemos para satisfacer nuestro yo son cosas vanas; las cosas vanas no producen nada, todo es para nuestros deleites.

 
Características:

Limpio de manos.
Puro de corazón.
Libre de vanidad e idolatría, que es todo aquello que pelea por la posición de Dios en nuestras vidas.

 
Salmos 73:1 (RV1960)
1 “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón”.

 

Cuando soy limpio de corazón, Dios comienza a ser bueno conmigo.

 
1 Samuel 16:7 (RV1960)
7 “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.
 

Salmo 7:9 (RV1960)
9 “Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; porque el Dios justo prueba la mente y el corazón”.

 

Nuestro Dios prueba las mentes y los corazones. Talvez por esta razón, Dios no nos da lo que le pedimos o no nos saca de donde estamos; Él va a probar nuestro corazón. En la mente están los pensamientos, y Dios va a probar cómo están los nuestros, porque todos saldrán del corazón.

 
¿Detrás de qué andamos cuando adoramos a Dios?

 

La condición en la que camino, mis actitudes y comportamiento revelan el nivel de intimidad que tengo con Dios. Cuando vemos una persona que está continuamente molesta, con problemas y quejas, así mismo resulta ser su intimidad con Dios.

 
Intención es aquello a lo cual tiende el hombre a realizar una acción determinada. El hombre de Dios es hecho en el lugar oculto de la oración. Sus convicciones nacen de la comunión secreta con el Padre.

 

Beneficios de la intimidad con Dios:

 

-Aprendemos a amarlo y es un placer deleitoso estar con Él. Mientras más intimamos con Él, más lo amamos.
-Es un placer, deleite y gozo estar en su presencia.
-Somos transformados de gloria en gloria, haciéndonos semejantes a Cristo.
-Más ungidos y llenos de poder somos para el trabajo del ministerio.
-Mientras más tiempo pasemos con Dios, menos pasaremos con el hombre.
-Somos fortalecidos para resistir las pruebas del diablo. Se forma un cerco en nuestra vida, nos puede ver, pero no tocar.
-Más posibilidades tenemos de traer el cielo a la tierra.
-Nuestros sentidos espirituales se avivan. Más discernimiento, visión y sueños. Podemos ver lo que otros no ven. No necesitamos abrir nuestros ojos para ver cosas.
-Nuestros valores y prioridades empiezan a cambiar. Menos deseos tenemos por las cosas del mundo y más radicales somos para las cosas de Dios.
-Nuestra autoestima espiritual se acelera porque tenemos más confianza. Menos afanes y problemas tenemos.

 
Cuando tenemos intimidad con Dios, es Él haciendo cosas a través de nosotros. Mientras más intimidad, más descansamos en Él y lo imposible se convierte en un desafío. Mientras más intimidad con Dios, más favor y gracia tenemos y Él camina delante de nosotros. Cuando tenemos intimidad con Dios, es Él abriéndonos las puertas.

 
La intimidad nos capacita para reinar y dominar; y nos hacemos apasionados y no es cualquier pasión, es una pasión distinta.

 

Salmos 63:1-7 (RV1960)
1 “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6 cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 7 Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré”.

 

Por su pasión por Dios, David fue el mejor rey de Israel, por eso ganó tantas batallas.

 

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