Cuando llegué a la Iglesia Monte de Dios había perdido todo lo que tenía, mi casa se había quemado, mi esposo y yo habíamos sido pastores durante muchos años y no teníamos donde vivir y tuve que irme a casa de mi madre donde dormíamos en el piso por no haber suficiente habitaciones.
Después de esto yo empecé a perder muchas libras, comía pero aun así rebaja mucho, dejé mi trabajo por cómo me sentía. Trabaja en un laboratorio y el enemigo ponía en mi mente que si me tocaba con una jeringuilla contaminada iba a enfermarme y a morir. La crisis de nervios fue tan grande que tuvieron que internarme, el médico no me encontraba nada y lo que me recomendó fue que visitara un psicólogo. Después de unos años yo estaba más controlada, mi esposo y yo pastoreábamos una iglesia, pero aun así yo seguía luchando con todo eso, tuve otra crisis donde sentía que me iba a morir y veía la realidad distorsionada, ya no podía seguir pastoreando, duré un tiempo en cama donde solo podía sentir tormento, oraba pero no hallaba respuesta. Después de esto me sentía amargada y depresiva porque lo habíamos perdido todo, pensaba que ya mi problema no tenía solución.
Antes yo arrastraba una maldición de locura mental y temor a la muerte, ese espíritu entró a mí, a raíz de que mi padre se había suicidado, yo era muy pequeña, pero desde ese momento empezó ese espíritu de locura a atormentarme poniendo en mí pensamientos de muerte.
En la Iglesia Monte de Dios lo primero que recibí fue liberación, un día que mi madre espiritual Montserrat Bogaert estaba predicando, ella bajó del altar y me reprendió el espíritu de muerte y declaró sobre mí el espíritu de resurrección. Luego en la vigilia de Déboras fue donde amanecimos en guerra durante toda la noche hasta el amanecer peleando la batalla, y yo pensaba que estaba librando la batalla de la iglesia, pero sin darme cuenta también estaba librando mi propia batalla; esa noche sentía como un gran ejército detrás de mi, fui libre del temor y del espíritu de locura, pase hacer de victima a una guerrera. Poco tiempo después mi vida cambió por dentro y por fuera. Toda mi vida había orado de una forma simple y pasé a una oración de guerra.
Tenía años que no me reía por causa de la depresión y en la conferencia de las Déboras Edificadoras del Reino recibí el gozo que había perdido y la familia que hacía mucho tiempo que no me veía se sorprendieron del cambio que Dios estaba haciendo en mi, empecé a recuperar las libras que había perdido y nunca más he vuelto ha tener una crisis; en las Déboras yo pasé de oruga a mariposa.
Agradezco a Dios por traerme a esta casa, donde me enseñaron a pelear mis batallas y a sacar la Débora que hay en mí.