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Déboras Edificadoras del Reino

Soy una Débora

Doy gracias al Señor Jesucristo por su amor y misericordia. Gracias a Dios por el ministerio dela Déboras y por la Pastora Montserrat Bogaert que está entrenando mujeres y jóvenes a ser genuinas en Dios, a confrontarse con ellas y levantarse como hijas y herederas, a pararse firme y pelear por la responsabilidad que tenemos en nuestras manos, nuestra familia, iglesia, llamado y nación. Soy parte de las Déboras.

Mi vida fue marcada desde mi niñez, con mucha violencia, golpes, promiscuidad, rebelión, violación, vicios, cárcel. Había aceptado al Señor, muchos años atrás quería hacer el bien y tener una vida como sentía que Dios quería que tuviera, pero mi alma y mi carácter eran mi mayor problema y no sabía como identificarlos, por más que quería daba dos pasos al frente y cinco hacia atrás.

Llegué ala Iglesia Monte de Dios siendo cristiana, pero con muchísimas ataduras, vicios, frustraciones, cadenas, paradigmas, orgullo, rechazo, doblez de ánimo, pereza, pasividad, falta de perdón y grandes pérdidas en todos los ámbitos producto de cadenas del pasado y desobediencia estando aun en el Señor, también debido al poco adiestramiento espiritual.

Por medio de las conferencias de las Déboras he aprendido a ser una mujer genuina, confrontándome para reconocer mis pecados y debilidades, y llamarlos por su nombre, trabajarlos, y ser liberada y sanada, a pararme con valentía a creerle al Señor, buscar su rostro en oración, intercesión y guerra que es lo que se me ha enseñado, y adorarlo por lo que Dios es; así me revisto de su poder para ser valiente y pararme firme por lo que Dios me ha dado, porque soy una guerrera, más que vencedora.

Hoy puedo decir que miro a un año y medio atrás y no me parezco en nada a la mujer que era, sé quien soy, me siento amada, libre, sé lo que tengo, peleo por lo que es mío, creo y persevero por la herencia que se me ha dado y estoy viendo la mano y el favor de Dios y sé que veré aun más Su gloria aquí en la tierra de los vivientes. Salmo 27:13.

El mismo Espíritu Santo que dio fuerzas y valentía a Débora de creerle a Dios e ir a la guerra en el pasado, es el mismo que hoy nos renueva si nos entregamos de verdad y somos bien entrenadas en Dios. Dios nos está diciendo levántate mujer, esfuérzate y sé valiente!!!
Gracias Señor por las Déboras!!
Joselyn Joaquin.

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