La Fe es Sobrenatural

Mensaje del Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela

Lucas 5:17 (RV1960)

“Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él.  Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados”.

Jesús sanó por la fe de ellos, ¿quiénes son ellos? Los que lo llevaron.

 

Cuando tienes una fe genuina, no tienes límites. Haces cosas diferentes que otros no están haciendo. Cuando te cierran una puerta, tu respuesta es brincarla o romperla.¡No me digas que tienes fe, si ésta no produce algo en ti!¡No me digas que tienes fe, si no manifiestas lo sobrenatural!

 

Cuando tienes una fe genuina, no existe el no para ti, y lo imposible se convierte en un desafío. Pensemos en el ejemplo y fe de estos hombres cuando subieron este enfermo por el techo y comparémoslo con nosotros cuando recibimos un no por respuesta. Nuestra respuesta habla de nuestra fe, que cuando la tenemos la mínima crisis, empezamos a llorar.

 

La fe produce algo sobrenatural. Cuando nos enfrentamos a lo imposible, nuestra fe lo hace posible. La fe verdadera produce resultados.

 

1 Timoteo 4:1 (RV1960)

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”.

 

La palabra apostatarse significa desasociarse, rechazar; se refiere a que antes tenían fe y ya no la tienen. Apostatar es negar y renunciar a algo. Esto ocurre cuando dejas de creer lo que Dios es capaz de hacer. Apostasía es decir que lo que Dios está haciendo es del diablo.

 

Si no tienes tu fe genuinamente fundamentada, ocurrirán 3 cosas:

  1. Serás fácilmente seducido. Si tu fe no está afianzada en tu corazón, y te asocies con alguien que no cree en sanidades o en liberación, puedes ser fácilmente confundido.
  2. Estarás abierto a muchas opiniones. Dices creer en Dios, pero también vas a leerte las cartas.
  3. Estarás abierto a evaluar diferentes puntos de vista. Tendremos mezcla y si la tenemos, y estamos abiertos a otras cosas, no seremos salvos.

 

Tenemos que ser radicales en nuestra fe. Perdemos el tiempo cuando escuchamos tantas opiniones y esto nos desestabiliza.

 

¡La fe se ve por fuera y debe producir cambios!Nuestra fe debe subirnos el sueldo, proveernos de trabajo, conseguirnos la visa; nuestra fe debe darnos una casa, un carro y devolvernos a nuestros hijos. Nuestra fe debe darnos todo lo que necesitamos. Dios nos dio la fe  para atraer lo sobrenatural.

 

Cuando se habla de fe, se habla de poder, porque el evangelio es poder. Nuestra fe, obligatoriamente, si es genuina, debe darnos soluciones. Cuando nuestra fe está en la mente, la tenemos solamente para nuestras necesidades; sin embargo, cuando la tenemos en el corazón, produce resultados, porque la enfermedad puede tocar tu puerta, pero no te mata.

 

Nuestra fe debe estar en el lugar correcto. Creo que pocas veces Dios toca nuestra mente, ahí no hay nada que a Él le interese.

 

Habacuc 2:14 (RV1960)

“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”.

 

Para tener conocimiento de la gloria de Dios, tenemos que estar llenos de fe. La fe cambia tu personalidad y tu carácter; tu carácter y actitudes no pueden seguir igual si tienes una fe genuina.

 

La fe no tiene nada que ver con información. La fe produce cambio.

 

Marcos 10:46-49 (RV1960)

“Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.  Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí!Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama”.

 

La fe de este ciego estaba fundamentada en lo que oía. Veamos también cómo el pasaje nos muestra que muchos o reprendían; que nuestra fe sea tan fuerte y genuina que sin importar lo que nos digan los demás, continuemos hacia delante, clamando a Jesús.

 

Si nuestra fe no está produciendo cambios, no seremos salvos. Jesús le dijo a este ciego que su fe lo había sanado.

 

Cuando dejas tus pecados a causa de tu fe, la sanidad llegará a tu vida.

 

Marcos 8:22-26 (RV1960) 

“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.  El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.  Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.  Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea”.

 

Cuando quieres tu milagro, tu liberación o tu sanidad, hay cosas que tendrás que dejar para conseguirlo,dejar lugares, atmósferas, amigos y relaciones. Este enfermo fue sacado de la aldea donde se encontraba, porque en ese lugar, no iba a poder recibir su milagro. Después de haber recibido su milagro, Jesús le dijo que no volviera a la aldea. Muchas veces recibimos el milagro, y volvemos al mismo lugar de antes, volvemos al lugar de donde Dios nos sacó, cuando hacemos esto, ¿dónde está nuestra fe?