Desata tu Rompimiento | Mensaje de la Profeta Montserrat Bogaert

Vamos a hablar sobre cómo nuestra vida diaria se convierte en algo normal, donde llegamos a un momento que ya no tenemos expectativas de Dios, donde hay una condición en la que estamos cansados y al mismo tiempo, no hacemos nada para que la condición cambie.

 

Dios es un Dios de cambios, todo lo creado por Dios tiene movimiento, cuando dice que la tierra estaba desordenada y vacía, Él dio la palabra y así empezaron a ser creadas todas las cosas. Aun Dios cuando ve que nuestra actitud es la de quedarnos igual, Él puede ver que hay algo desordenado y vacío, y habla a nuestra vida para sacarnos de esa condición. Dios es omnipotente, pero Él no cambia tu vida a menos que tú se lo pidas o que estés consciente del cambio que tienes que hacer.

 

Dios necesita que se te revele tu condición para que Él pueda trabajar en ti. Miremos el ejemplo del Samuel que Dios tenía para Ana, ¿cuántos años pasaron, y ella no recibía su bendición?

 

¿Cuántos años llevas tú esperando algo de Dios, pero tu condición y actitud no le permiten aun entregártelo? Tal vez en el año 2015 Dios tenía algo para ti, y lo tiene todavía, pero tus pensamientos no logran alinearse a los de Él. Por más poderoso que sea Dios y por más que quiera bendecirte, Él sabe que tiene que esperar a que entres en razón, a que reconozcas tu condición y abras los ojos, porque si no lo haces, tu misma condición va a destruir lo que Dios te dará, lo vas a desechar y no le darás el justo valor.

 

Si Ana hubiera recibido a su Samuel antes, no lo hubiera dedicado a Dios, porque ella más bien lo quería era hacerle la contra a Penina; ella quería restregarle a Penina lo que Dios le daba. Sin embargo, Dios tenía un Samuel, no para Penina, sino para Él, Dios tenía un sacerdote. Asimismo, lo que Dios tiene para ti no es para envidiar a los demás, es para glorificar Su nombre, es algo que está separado desde antes de la formación del mundo para Dios.

 

Dios entendía que Samuel dado a destiempo podía dañar a Ana aún más y Samuel se perdería. Nada de lo que Dios tiene para ti, te lo puede entregar si estas en condiciones deplorables. Tienes que estar alineada espiritualmente para saber que eres el motor que traerá a cumplimiento aquello que Dios te va a entregar.

 

¡Dios es un Dios de cambios y todo cambio se debe provocar con un rompimiento! Hoy, Dios va a traer un rompimiento en tu mente y en tus pensamientos, en tus ideas y tu forma de caminar, en tu forma de proceder y de hacer las cosas.

 

Un rompimiento es traspasar los límites que te has puesto.

 

Tus pensamientos deben traspasar los límites que le has puesto, cuando lo haces te mueves hacia otra condición. Nos hemos puesto límites de incredulidad, de razón y de imposibilidad; a veces procesamos algo y creemos que puede ser posible, pero después pensamos que no lo es, que es imposible y es que en nuestro corazón hay una semilla que nos dice: Yo creo.

 

El que fue donde Jesús con un espíritu inmundo, Jesús le dijo al que cree, todo le es posible, a lo que él contestó: ‘Ayúdame en mi incredulidad’. ¡Hay enfermedades en nuestro cuerpo que aún no han sido sanadas por nuestra incredulidad! Hay situaciones económicas que no han cambiado y trabajos nuevos que aún no tenemos porque no cambiamos nuestros pensamientos.

 

Nosotros debemos prepararnos espiritual, mental y físicamente para atraer un rompimiento; a veces nos creemos demasiado espirituales, pero nuestra condición física continua sin estar apta para el rompimiento.

 

Tienes que romper límites de mediocridad, hay veces que no llegas ni a tus propios límites y te conformas con algo mediocre. Lo haces de esa manera porque te has acostumbrado a hacer las cosas simplemente por hacerlas. Cuando te acostumbras a la mediocridad, solamente el Espíritu Santo te puede ayudar a salir de eso.

 

Tienes que salir de la condición de fracaso y entrar en la excelencia de Dios, en el éxito, la prosperidad y la abundancia de Dios, y cuando te hablo de abundancia, me refiero a todos los ámbitos de tu vida, olvídate de lo financiero, porque Dios dice que te quiere prosperar en todo, así como prospera tu alma.

 

¿Cómo vas a traspasar los límites si le huyes a dar más, a hacer más? ¿Cómo Dios puede entregarte Su reino si no haces las cosas con excelencia? Ni siquiera te atreves a llegar a tus propios límites, prefieres alejarte porque has tomado una posición cómoda.

 

Si eres secretaria, no te conformes quedándote como secretaria, que hayas estudiado para serlo, no quiere decir que lo que vas a ser está determinado por lo que has estudiado. Hay muchas cosas más que puedes ser y hacer conforme a tus aptitudes. Tienes que empezar a aspirar a cosas grandes y mayores, tanto en el plano natural como en el espiritual, ¡Tienes que provocar algo en tu vida!

 

Debes abrir paso a lo que ha estado cerrado en tu vida. ¡Provoca que te abran el paso! Vemos que David no podía entrar porque los filisteos no se lo permitieron, ¡pero Dios le abrió paso y él pudo cruzar! ¡Tienes que atravesar los límites del miedo y del fracaso!

Dios te dice: ‘Rompe los límites del miedo y deja que sea yo el que te lleve’.

 

Nosotros decimos que tenemos la mente de Dios, pero no es así, porque queremos gobernar a Dios. El miedo no permite que Dios nos hable, porque nos encerramos en límites que ni nosotros mismos podemos aguantar, y entonces viene la frustración y contenemos la fuerza del Espíritu Santo. Imaginemos una mujer embarazada, por 9 meses el bebé permanece dentro de la barriga de forma placentera, pero cuando llega el tiempo de su alumbramiento, empiezan las contracciones, el bebé se prepara para salir y nada puede detener que salga.

 

Todo tiene que estar preparado para romper los límites que nos hemos autoimpuesto, porque si no lo hacemos, no vamos a crecer. ¡Y cuando algo no crece, muere! ¡Dios no va a trabajar con gente que se limita!

 

Un bebé en la barriga puede decirle a su mama que lo deje adentro, que él está bien donde está, pero su mama le dice, ‘si te dejo donde estás, vas a morir’. De la misma forma nos habla Dios a nosotros, si permanecemos en el lugar que estamos, vamos a morir. Hoy Dios quiere provocar contracciones espirituales en tu vida, ¡algo tiene que nacer!

 

Todos estuvimos en el vientre de una madre, y si ella hubiese decidido dejarnos dentro, hoy estaríamos bajo tierra. Si por pena y por permanecer cómodos, seguimos como estamos, entonces nuestros días están contados. Cuando el bebé está a punto de nacer, ya hay una estrechez que no le permite casi moverse y el oxígeno se va acabando, así estamos nosotros, hay estrechez en nuestra vida lo cual inhabilita cualquier mover espiritual.

 

Tenemos que salir de esa estrechez, Dios no quiere que pongamos límites donde Él no los ha puesto. Tenemos que salir de la comodidad a la incomodidad, de lo conocido a lo desconocido. Todo rompimiento te lleva a lo desconocido.

 

El Salmos 23 dice: 

 

“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”. 

 

Dios te está esperando para llevarte a ese nuevo nivel, ¡lánzate en el río porque el salvavidas ya está ahí! Dios te vestirá, te conducirá y estará contigo en ese nuevo rompimiento que Él quiere para ti.

 

¡Hoy declara que sales de toda estrechez en el nombre de Jesús! ¡Tenemos que conquistar República Dominicana para Cristo! Y para hacerlo, te necesitamos a ti, no puedes permanecer en el vientre. ¡Sal de ese vientre! No puedes querer cosas grandes y permanecer en el mismo vientre de la comodidad.

 

¿Por qué no se produce el rompimiento? 

 

Éxodo 1:11 

Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramsés”. 

 

Toda estrechez te muestra una condición espiritual que está bajo el dominio de Faraón. El pueblo de Dios tenía 400 años trabajando para Faraón, simplemente almacenando para ellos y el pueblo por mucho tiempo, se acomodó y no hizo nada para dejar esa condición de esclavitud.

 

Faraón te oprime, te ciega y te quita el deseo de hacer lo que Dios quiere. ¡Abre tus ojos y oídos! El enemigo te envuelve en un círculo vicioso, donde no ves nada, solamente trabajas, trabajas y trabajas, ¡para el oprimir tu llamado!

 

Faraón tiene que salir de tu vida, deja de almacenar para él. Mediten aquellos que trabajan mucho, piensen cómo se sienten cuando llegan a sus casas al final del día, y como lo único que quieren es su cama para descansar, y al día siguiente cuando suena el despertador, ni siquiera quieren levantarse.

 

El pueblo hebreo nunca pensó en decirle a Faraón que ya no más, decirles que no harían más trabajos forzados, eran 3 millones de personas que estuvieron muchos años en la misma condición, y cuando entraron al desierto, seguían bajo esa misma condición, ya acostumbrados. Hay muchos que están en esta misma condición trabajando para Faraón y han dejado de venir a la iglesia porque el tiempo no les da. Entonces suspenden su privilegio porque Faraón les ha absorbido el tiempo y han detenido su crecimiento espiritual.

 

No naciste para vivir en lo micro, sino en lo macro; tienes que cansarte. Ocúpate de buscar las cosas espirituales. Con esta palabra Dios te está activando para sacarte de ese vientre en el que estás. Cuando la mujer está a punto de dar a luz, su vientre se encoje y se pone duro, asimismo se está poniendo el tuyo: duro.

 

Así como Isacar, tengo que entender las señales de los tiempos para mi vida, para no dejar pasar el tiempo de Dios, porque si lo dejo pasar, no podré hacer nada.

 

Hay cuatro claves para provocar nuestro rompimiento: 

 

  1. Descubre lo que tienes para producir tu rompimiento. 

 

Éxodo 4:2 

“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara”. 

 

Tú tienes un don y un llamado para provocar tu rompimiento. Mi don es el de la oración, y lo usé para provocar un cambio, le pedía a Dios que anhelaba trabajar para Él y no para el hombre, le pedía que cerrara aquellas puertas que no eran de Él. Hoy yo te digo: ¡Usa tu vara! ¡Extiéndela!

 

Hay cosas que tienes hace tiempo y estás permitiendo que tan solo se oxiden, usa lo que tienes. No conozco el don que tienes, pero lo que portas es poderoso, ¡y tienes que activarlo! Activa tu autoridad en el nombre de Jesús. Para ello, no te puedes quedar sentado, mira el ejemplo en Dios quien tuvo que enviar a Jesús a la tierra a hacer lo que hizo. Puede que tu don sea el de la adoración, empieza a adorarlo y alabar a Dios. Josafat ganó una guerra confundiendo a sus enemigos mientras adoraba, ejércitos que se mataban entre sí, porque un hombre se levantó en adoración.

 

Los pueblos de Amón y Moab mataron a los de Seir, y después estos se confundieron entre ellos mismos y se mataron los unos a los otros. Fue tanto el botín que recogieron que estuvieron tres días haciéndolo, todo esto mientras alababan a Dios.

 

Y cuando hablo de adorar, no me refiero a cantar de memoria las melodías que ya conoces, sino más bien, a que de tu corazón salgan canticos proféticos, como los que cantaba David, esto es lo que atraerá tu rompimiento. Hay recursos y dones dentro de cada persona para provocar su rompimiento, un rompimiento que provocará un estremecimiento en familias, negocios, ciudades y en toda la tierra. ¡Declaren con su boca que tienen la autoridad y el poder para estremecer todo su entorno! ¡Tienes que activar lo que Dios ha puesto en tus manos!

 

Hay personas que sienten que ya llegaron a su fin, pero hay un parto en el mundo espiritual que va hacia el mundo natural.

 

 

  1. Declara lo que Dios dice. 

 

Éxodo 5:1 

“Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto”. 

 

Tienes que declarar sobre tu vida lo que Dios te ha hablado. ¡Repítelo! Hazlo sin cansarte, día tras día. Cambia la queja por el deseo de Dios sobre tu vida. Esto fue lo que Moisés y Aaron hicieron: hablaron las palabras que ya Dios les había dado.

 

Lo que Dios te ha dado es lo que tiene el poder para tu rompimiento. 

 

  1. Mantente firme. 

 

Sigue declarando, sin importar lo que estés viendo. Sigue firme sin importar lo mal que se haya tornado la situación. La voz que prevalece es la de Dios y las tinieblas no pueden contra sus designios. La voz de Dios que desatas por tu boca declara la guerra y se moviliza una armada celestial a tu favor, los ángeles descienden y comienza tu liberación.

 

Éxodo 14:13 

“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis”. 

 

¡Lo que te oprimía jamás lo volverás a ver! Declaro el cumplimiento de lo que Dios ha hablado a tu vida, de lo que ha salido de boca de los profetas, de lo que Dios ha hablado a través de sueños, ¡Dios te dice que no volverás a ver a tus enemigos! ¡Quedas libre de todo lo que te oprimía, de aquello que solamente te ponía como almacenaje del enemigo! ¡Porque jamás lo volverás a ver!

 

Declara: ‘¡Soy un campeón, soy un valiente y estoy dispuesto a atraer mi rompimiento!

 

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