Nosotros cada día tenemos que ser más sensibles a la voz del Espíritu Santo. Nosotros, cada vez más, tenemos que estar más sensibles en todos nuestros sentidos espirituales, para poder entender y conocer lo que Dios tiene para nosotros.
Si nosotros no entendemos lo que Dios quiere, viviremos una vida frustrada e inoperante, porque, ¿cuántas cosas Dios está diciendo?, ¿cuántas cosas Dios está mostrando?, pero, nosotros ni las estamos escuchando ni estamos entendiendo lo que Dios quiere que nosotros hagamos. Y Dios, está en el Cielo, permanece inmutable, para que nosotros, sus hijos, aquí en la Tierra seamos testigos, y proclamemos Su reino.
Dios nos trajo a este mundo, para que Su propósito en nosotros se cumpla. Por eso, es necesario nosotros escuchar la voz de Dios. Es muy importante, pero, nosotros pasamos la mayoría del tiempo escuchando más a las personas o a los medios que a Dios. Porque para nosotros escuchar la voz de Dios no es tan fácil como la escuchamos de las personas, porque para escuchar a Dios tenemos que estar en el espíritu. Cualquier voz que tú escuches en esta casa, ahora mismo tú la escuchas porque se hace audible, o tal vez, tú estás luchando entre tu alma y tu espíritu y tú tienes oídos y la escuchas, pero, Dios también está hablando.
Pero, hay una interferencia en tu alma que no te permite captar lo que Dios está diciendo. Y nuestro propósito es a través de Su voz, porque cómo vamos a alcanzar el propósito de Dios, si no es escuchamos lo que Dios quiere que hagamos y hacia dónde nos quiere dirigir. Por más que nosotros tengamos conocimiento, inteligencia, sabiduría de hombre, de nada nos sirve si Dios no nos lleva de la mano y nos guía hacia donde Él tiene para que nosotros podamos establecernos y cumplir con Su perfecta voluntad.
Es necesario que desde hoy, tú pongas interés en abrir tus sentidos espirituales. Que desde hoy tú empieces a anhelar el escuchar la voz de Dios.
Muchas personas se asustan cuando Dios habla. Muchas personas temen a la voz de Dios. Se asustan, al igual que Samuel que no entendía cuando Dios le estaba hablando. Pero no, la voz de Dios es para traernos dirección, es para darnos una dirección hacia el lugar donde nosotros tenemos que ir, sino, vamos a encontrarnos con muchos tropiezos, con muchos obstáculos y jamás vamos a encontrar el camino que nos lleve a ese lugar.
Nosotros vemos que en las calles tenemos direcciones. Por eso, usted tiene el Waze, tiene el Google, donde usted lo busca y le va señalizando hacia dónde usted tiene que dirigirse para llegar a una dirección. Pues entonces, nosotros tenemos un Espíritu Santo, tenemos la voz de Dios, que es el que nos tiene que dirigir por cuáles son los caminos que tenemos que transitar, qué es lo que tenemos que hacer y qué es lo que no tenemos que hacer.
Dice en Eclesiastés 5:1 “Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal”.
Eclesiastés 5:2-3.
“No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio”
Esto es importante, porque aquí nos hace entender que nosotros no podemos ser necios. La palabra necio, muchas veces nosotros la obviamos y le decimos a algunos muchachitos, ay, no seas necio. ¿Cuándo le dices necio a una persona? cuando esa persona quiere hacer lo que quiere y no acata tu voluntad. Cuando esa persona se pone irracional, cuando tú le dices, mira, no toques ahí, no te subas ahí, y esa persona o ese niño o esa niña lo hace, o aún los adultos, dicen, ay, pero tú si eres necio.
La palabra necio, significa en la Biblia, una persona tonta, boba. ¿Por qué?, porque cómo es que un necio sabiendo que hay un Dios Todopoderoso, que hay un Dios que tiene Palabra para nosotros, hay un Dios que quiere que hagamos Su voluntad, nosotros reaccionamos en contra y nos ponemos irracionales para no acatar Su voluntad. ¡Somos tontos!, porque, ¿cómo nosotros vamos a hacer nuestra voluntad y a obviar la voluntad de Dios?.
Necio es aquel que va por el camino equivocado. Y lo más triste es saber, o no saber que estamos equivocados, y creemos que estamos haciendo las cosas bien, pero, para Dios nosotros somos un necio.
Mira como dice, “porque no saben que hacen mal” Eclesiastés 5:1, es decir, son unos tontos. Estamos haciendo las cosas incorrectamente, pero, no nos damos cuenta que estamos actuando de esa manera.
Dios desde el Cielo nos está diciendo, pero recapacita, escúchame, escúchame, mira, te estoy dando dirección, te estoy dando guianza, te estoy dando pistas, te estoy señalando el camino que tienes que hacer, te quiero dirigir. Y nosotros en nuestra necedad nos oponemos, y lo más grande es que nos jactamos de lo que estamos haciendo, porque nos creemos que lo de nosotros es perfecto y que no nos equivocamos.
Cuando nosotros actuamos de esa manera, nosotros estamos alejando a Dios de nuestras vidas.
Lo peor es saber que nuestros caminos estarán frustrados por nosotros permanecer en una necedad.
Tenemos que dejarnos dirigir por Dios. Es tiempo de nosotros abandonar el intelecto, es tiempo de nosotros abandonar toda esa sapiencia que tenemos y creernos que somos el superdotado, que todo lo sabemos, porque el necio se le olvida dónde está Dios y quién es Dios.
Por eso, en Eclesiastés le dice, en 5:2 “porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra”.
¿Dónde está Dios?, en el Cielo, y tú en la Tierra, así que no te compares con Dios. No vengas a decir que tú sabes más que Dios. No empieces a omitir la voluntad de Dios. No seas indiferente a la voluntad de Dios, porque Dios está por encima de ti.
Dios es inmutable. Dios es Todopoderoso, es Soberano. Y aquí Salomón nos está haciendo reflexionar que hay un Dios en el Cielo y que nosotros somos mortales, por lo tanto, no podemos ser tontos y obviar lo que Dios tiene para nosotros.
Por eso, la voz de Dios la tenemos que escuchar. Y nosotros tenemos que saber que esto es una consagración de por vida. Nosotros tenemos que consagrarnos diariamente, vivir santificados para Dios.
Dice, guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, guarda tus pasos. Muchas personas, ¿qué hacen?, solamente creen que los domingos son los que tienen que venir como santos o los miércoles, pero, durante la semana, hacen lo que quieran. ¡Guarda tus pasos!, es decir, cada día tú tienes que consagrarte para Dios, porque si no, tú vas a ofrecer los sacrificios de los necios.
Y sobretodo, dice, que nosotros tenemos que escuchar a Dios, por eso, dice “No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios” Eclesiastés 5:2. No te apresures, porque nosotros no dejamos a Dios hablar. Tú tienes un problema, y tú quieres decirle todo a Dios, pero, no hay un instante ni una pausa para tú decirle Dios, ahora te escucho. Porque, ¿qué es más importante?, ¿tú hablarle a Dios o que Dios te hable a ti?. Por eso, no se apresure tu corazón, porque Dios conoce todas las cosas.
Dice, aquí mismo, en el 5:2, por tanto, sean pocas tus palabras. ¡Pocas!. A veces, hablamos sin sentido, y lo más importante, que una sola palabra cambia el curso de nuestra vida. Una sola palabra que Dios te de hoy, cambia toda tu vida. La cambia, todo. Pero, tú puedes hablar mil palabras y no sucede nada, pero, una palabra que Dios te da, cambia el resto de tu vida.
Es necesario escuchar la voz de Dios, para poder tomar decisiones correctas. Y hacer las acciones correspondientes. Es tan importante, te puede salvar tu vida, puede salvar tu matrimonio, puede salvar tu negocio, puede salvarte de tu meterte en un lío. La dirección de Dios es necesaria. Es importante.
Aunque dure años, en tú acostumbrarte a escuchar la voz de Dios, y esperar en la voz de Dios, trabaja, porque en el espíritu es que tú vas a escuchar a Dios.
Dice en Isaías 29:12 “Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer”.
El peor ciego, es el que no quiere aprender, el que no quiere ver. Aquí le está diciendo la Palabra, que le dijo al ciego, vamos a leer la Palabra, por favor, y él le dice, no, no sé leer, ¿por qué?, porque hay personas que se niegan a los cambios. Hay personas que tienen un estilo de vida y por más que Dios quiera cambiarla, por más que Dios la quiera transformar, se resisten a los cambios.
Y no podemos resistirnos a los cambios. Nosotros tenemos que estar siempre dispuestos al cambio, y ¿cómo uno está dispuesto al cambio?, a través de escuchar la voz de Dios, y obedecerla, y obedecer la Palabra de Dios.
¿Por qué aquí le dice al que no sabe leer que lea la Palabra?, es para decirle, tú puedes salir de esa condición. No te niegues, no vengas con excusas, porque el ser humano está lleno de excusas y vive siempre bajo excusas.
Dios nos habla y nosotros aparentamos que no escuchamos a Dios, porque no nos conviene lo que Dios nos está diciendo. Y es mejor alegar ignorancia, es mejor hacernos los sordos, que obedecer a Dios. Porque Dios lo que te va a decir es aquellas cosas que te van a quitar el deseo de tu alma.
Son aquellas cosas que te van a apartar del pecado. Son aquellas cosas que a ti te agradan, pero, a Dios no le agradan. Él te va a quitar aquellas cosas que te alejan de Su Propósito, pero, te traen a Él. Por eso nos resistimos, y la iglesia está sorda, no quiere escuchar a Dios. Y hoy lo vemos más que nunca, la situación en que se encuentra la iglesia.
La iglesia está como esas personas tercas, que están que no quieren. Por más que Dios se muestre, por más que Dios le quiere hablar y no tiene que ser a través de una palabra profética, no tiene que ser a través de un profeta, Dios te habla a través de la Palabra. Dios te habla a través del mensaje, de la prédica. Dios te habla a través de un sueño. Dios te habla.
Pero, tenemos que estar dispuestos, para escucharlo. ¿Cuántas veces nosotros somos como Jonás, que no queremos acatar la voluntad de Dios y nos vamos por el camino contrario?, pero, ¿qué nos sucede cuando nos vamos por la vía equivocada?, viene la muerte espiritual. Y quiero que leamos a Jonás, dice: “Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí” Jonás 1:1-2.
Le está diciendo, Jonás, ve a Nínive y pregona, porque su maldad ha subido, pregona contra ella y Jonás se levantó para huir de la Presencia de Jehová, oiga que necio, huyó de la presencia de Dios.
Hay personas que creen que podrán escapar de la Presencia de Dios. Creerán que si se alejan de la voluntad de Dios estarán a salvo, ¡no estarán a salvo!. Y dice, “y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová” Jonás 1:3, pagó un pasaje para alejarse de Dios.
¿Cuántas personas están pagando un pasaje y se están alejando de la voluntad de Dios?. Pagando un pasaje significa, yéndote al lugar donde tú quieres, no donde Dios quiere. ¡Eso es pagando el pasaje!.
Y mientras tú estés comprando esos pasajes, ¿hacia dónde tú vas?, ¡hacia la deriva!. Pero, si Dios te va a llevar a puerto seguro, te va a garantizar que tú estás en Sus manos. ¿Cómo es posible que tú busques excusas para venir a la casa de Dios?.
Y compró un pasaje y entró allí, para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Dios. ¡Lejos!. Le estaba diciendo a Dios, ¡no quiero aceptar tu voluntad!, ¡no quiero escucharte más!. Cuando tú haces esto, le estás diciendo a Dios, yo cierro mis oídos, no voy a aceptar, no, no. Yo quiero lo fácil, yo quiero lo que me da placer, no lo difícil, yo no quiero más sacrificio. Por eso, el mundo te atrapa, el pecado te cautiva y te encadena.
Cuando Dios te quiere librar de las garras de Satanás y del maligno. Dios te quiere sacar de esas cárceles. Pero, lo más grande es que tú estás pagando para irte a esas cárceles.
¡La verdad es que somos tontos!. Tú pagas para que te encarcelen, porque cada vez que tú te alejas de la voluntad de Dios, te vas directo para hacer la voluntad del devorador, del destructor. Tú estás comprando tu propia destrucción.
¿Cómo es posible que compramos nuestra propia decisión?, ¿que tomemos decisiones erradas para alejarnos de Dios?. ¡Basta de excusas!. ¡Basta!, ¡basta, ya!. Este tiempo, sinceremonos con Dios. ¿De qué vale el dinero?, porque el día que te mueras, no te lo pueden poner en la caja, porque en el Cielo no funcionan las papeletas.
No importa los certificados que tengas, en el Cielo no hay banco que te siga sumando intereses. No te puedes llevar el carro. No te puedes llevar la ropa, pero, sí te puedes llevar que hiciste la voluntad de Dios. Te puedes llevar eso como corona. Y la gente se está preocupando por entrar en un mundo consumista, de consumismo, sin importarle nada.
Y, el 4, dice: “Pero Jehová”. Oiga, Jonás quiso separarse de Dios. Quiso, ¡no!, ¡no acepto tu voluntad!.
Dice: “Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar” Jonás 1:4.
Oh, por eso es que te va mal, porque cuando tú sales de la voluntad de Dios, tú crees que te vas a ir en un Roll Royce, tú crees que te vas a ir en un Mercedes Benz, tú crees que te vas a ir en el mejor. Ah no, tú crees que todo está a tu favor, pero, Dios te dice: Tú vas en contra de mi voluntad, pues, entonces no hay respaldo.
¿No me quisiste oír, no me quisiste obedecer?. Dice: Y le “hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave” Jonás 1:4.
Ni aun así, cuando viene la tempestad sobre tu vida, para que reacciones, Dios te dice: Te estoy mostrando que ese no es el camino, devuélvete. ¡Arrepiéntete!. Dale un giro al curso de tu vida, porque yo te estoy esperando para que tú hagas mi voluntad, para que tú escuches mi voz.
¡Dios levanta las tempestades para hacerte reaccionar!.Pero, somos tan necios, que ni aún la tempestad nos hace devolver hacia Dios. Y ya cuando no hay nada, casi, ni aliento de vida, venimos totalmente destruidos. Y ahí queremos clamar a Dios. Tenemos a un Dios misericordioso, que nos ama y nos perdona. Pero, ¿cuántas cosas nos podemos evitar cuando nosotros verdaderamente dejemos que Dios actúe en nuestras vidas?.
Hoy, los Jonás se tienen que ir. No vayas por la vía contraria.
Ahí en la Palabra, nos dice en Marcos 4:39 que “levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece”. Pero, ahí no dice, en ningún momento, que el viento le respondió, ¡no me voy!, ¡yo sigo aquí!. Aceptó, escuchó la palabra y obedeció.
Pero, son más obedientes que nosotros. Nos van a tener que dar lecciones. La higuera, en Marcos 11:14 “Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos”.
En Marcos 11:20 “Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado”. Uy, pero una planta se secó, y nosotros no escuchamos. Nosotros estamos con los oídos tapados. Oiga, pero, ellos son más sabios, nosotros somos necios y ellos no son necios. Una higuera, una planta dejó de dar frutos porque la secó.
La higuera nos dijo, ¿y quién eres tú para yo no dar frutos?, pues, yo voy a seguir dando fruto, ¡pues no!. La higuera inmediatamente recibió la palabra. ¿Cómo es que si la naturaleza recibe la palabra de Dios y se somete, nosotros que tenemos inteligencia, tenemos al Espíritu Santo, no lo podemos hacer?.
Y Jonás, el que compró el pasaje. La ballena en Jonás 2:10 “Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra”. Oiga, Dios le dio la orden a la ballena, y fue tan inteligente, que no lo echó en el mar, porque él no sabía nadar, lo llevó a la tierra firme, lo llevó ahí, mira, ya. Lo tiró. Porque si lo tira más profundo, se ahoga Jonás.
Oiga, la ballena sabía dónde tenía que vomitar a Jonás. ¡Oiga eso!, y ¿cómo es que obedecen a Dios y nosotros no queremos obedecer a Dios?. ¡Es tiempo de salir de la testarudez, es tiempo de salir de la necedad!, ¡es tiempo de escuchar la voz de Dios!.
Desde que un demonio escucha la Palabra de Dios, ¡entra en tormento!. ¿Y nosotros qué?, viviendo la vida en nuestro placer. ¿Hacia dónde vas?, ¿cuál es el futuro que tú estás esperando si sigues bajo esa dirección?. Las señales están bien establecidas en el tablero. Hay señales en todo tu camino. Cada día, cada segundo, Dios te está poniendo una alerta. Dios te está diciendo, ¡sigue!, ¡para!, ¡dobla!, ¡no entres!, ¡retírate!. Y nada.
Es tiempo de nosotros reconocer que nuestro espíritu ha estado indiferente con Dios. Indiferente. Muy indiferente.
Dice Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros”. Los sé, dice la Palabra. Sé los planes, ¡eso es para todos los que están aquí, lo que nos están viendo, los que escucharán el mensaje!. Declara el Señor, planes para prosperar y no dañarte, planes para darte esperanza y un futuro. ¡Tengo planes para ti!.
¡Tenemos que conocer los planes del Señor!. Porque son planes para prosperarnos y no dañarnos. Conoce los planes del Señor.
Estamos conociendo los planes de las tiendas, los planes de las agencias de publicidad, los planes de las agencias de viajes. Planes de los comercios, ¿y cuáles son los planes de Dios?.
Tú sabes los planes hasta para coger un préstamo, hasta cuánto tienes que pagar de intereses, sabes. Pero, ¿cuándo conocemos cuál es el plan perfecto de nosotros desde el mismo día en que fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre hasta que estos ojos se cierren?.
Hay un plan para prosperarnos y no dañarnos, ¿lo conoces?.
Por eso Eva se paró a hablarle a la serpiente. ¿Por qué no escuchó la voluntad de Dios?, ¿por qué no la obedeció?, ¿qué le tenía que decir la serpiente que era más importante?. ¡No te pares a escuchar lo que el enemigo tiene para ti!. No te distraigas. ¡No lo escuches y continúa por el camino!. Aunque sea de piedra, aunque sea doloroso. ¡La gloria se hará visible!.
Tu postrer, tu futuro será maravilloso. ¡Maravilloso!.
¿Usted sabe cómo nació Iglesia Monte de Dios?, por una palabra que Dios le dio al hombre de Dios. Y lo levantó a las 3 de la mañana y le dijo, a mi iglesia, ponle Iglesia Monte de Dios, Éxodo 3:2-8, porque estará ahí mi zarza, mi Presencia y mi amor, ¡por eso nació!, por la voluntad de Dios, por obedecer a Dios.
Por eso, para escuchar la voz de Dios, debemos de ser ovejas.
Dice Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”.
Yo las conozco. Las ovejas oyen mi voz. Las cabras, no oyen la voz de Dios. Las ovejas, oyen mi voz y yo las conozco. Él sabe quién es obediente. Él sabe quién escucha Su voz, y me siguen, es decir, que hay un camino de los que siguen a Dios, y hay otro camino que está fuera de la voluntad de Dios.
¿Cuál camino tú vas a escoger? ¿Cuáles son ovejas?.
Di: ¡Soy oveja!, ¡soy oveja de su prado!. No hay necedad, no hay rebeldía, no hay terquedad.
Hay muchos muros del enemigo que tienen que ser derribados. Hay fortalezas del maligno que tienen que ser derribadas para nosotros llegar a la tierra prometida. Y solamente escuchando la voz de Dios podemos derribar esas fortalezas y entrar a la tierra prometida. ¡Entrar y cumplir con el propósito!.
Hoy, tenemos que ser como Josué, como Josué. Porque Dios le dio una dirección para derribar las fortalezas que había en Jericó y lo leemos en Josué 6:3, dice: “Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días”. Dios le está diciendo a Josué la estrategia, le está dando el hacer Su voluntad. Seguimos.
“Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas” Josué 6:4.
Hay personas que escuchan la voz a medias, Dios les dice siete y dicen, no, mejor cuatro. Cuernos de carnero, no, mejor dicen, de chivo. Delante del arca, no, dicen, al lado. El séptimo daréis siete vueltas, ay no, eso es mucho, con tres es suficiente.
¡Tú haces la voluntad de Dios parcial, y es total!. La voluntad no hay que añadirle ni que quitarle nada, porque es perfecta. ¡No trates de arreglar lo que Dios te dice ni acondicionarlo a tu gusto ni a tu conveniencia!. Sigue. “Y los sacerdotes tocarán las bocinas” Josué 6:4. Sigue, el 6:5 “Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero”.
Cuando toquen prolongadamente. No es que ya tú te cansaste de hacer algo, ¿cuántas cosas nosotros las empezamos y las dejamos a medias?. No las terminamos. Tú empezaste una cosa y nada más la haces dos veces. Dice, prolongadamente.
“Así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante” Josué 6:5.
Esas fueron las palabras que Dios le dio a Josué para derribar las fortalezas. La voluntad de Dios, Dios te la da a conocer para derribar las fortalezas del enemigo que te detienen en tu apoderarte de la conquista de las promesas.
Mientras tú estés yéndote por el lugar equivocado, jamás podrás derribar las fortalezas del enemigo, porque el enemigo te hará un cerco donde tú darás vueltas, vueltas, vueltas, vueltas, y jamás encontrarás el lugar para derribarlos.
El 6:10 “Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis”.
Durante esos siete días el pueblo tuvo que permanecer ¿en qué?, en silencio, sin hablar nada, ¿por qué?, porque dice la palabra en Eclesiastés 5:2 “por tanto, sean pocas tus palabras”.
Ellos estaban en una guerra, ellos necesitaban estar afinados en el Espíritu, sensibles, y si empezaban a hablar, iba a haber una lucha entre su alma y su espíritu, y no iban a poder obedecer a Dios, entonces, la vuelta que estaban dando, los que la estaban haciendo, rodeando, hubiera fracasado, porque se hubieran debilitado cada uno, hubiera cogido un camino o una posición diferente, ¿amén?.
“No gritaréis, ni se oirá vuestra voz” Josué 6:10.
Que “sean pocas tus palabras” Eclesiastés 5:2.
Pero, deja que Dios te hable mucho. Deja que Dios te hable hoy en la noche. Deja que te hable en el devocional de la mañana, deja que te hable mientras vas en el carro conduciendo, deja que te hable en la iglesia. ¡Hazte sensible!, porque hay una necesidad de que Dios quiere que tú lo escuches.
¡Porque Él quiere que tú conquistes las fortalezas del enemigo, Él quiere que tú te apoderes de sus promesas! Pero, recuerda que Él está en el Cielo y tú estás en la Tierra.
Dice Josué 6:16 “Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad”. A lo que dijo Dios, ahí yo te quiero hacer ver, cómo Josué cumplió todo el plan como Dios se lo dio. No lo cambies, no lo alteres, hay que economizar, hay que hacer esto, hay que hacer esto. Como Dios lo dio, ¡hay que hacerlo!.
¡Dios dio un diseño y hay que hacerlo!, ¡no lo alteres!. A veces, uno lo altera por la falta de dinero. A veces, uno lo altera porque no están las condiciones, pero, si Dios lo dijo, Dios va a poner las condiciones, Dios va a poner las provisiones, ¡Dios va a ponerlo todo!. ¿Eres tú Dios?. Entonces, Dios se mueve, no como nosotros nos movemos. No cambia el diseño.
“Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad” Josué 6:16.
En otras palabras, cumplimos con lo que Dios nos dijo, ya podemos declarar victoria sobre nuestros enemigos. Cuando tú cumples la voluntad de Dios, ya tú puedes declarar victoria, ¡ya tú puedes gritar!, porque ya Dios entregó a tus enemigos.
“Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó” Josué 6:20.
¡A gran voz, a gran voz!. Y la muralla se vino abajo, y el pueblo subió a la ciudad. La muralla se vino abajo, los planes del enemigo se vinieron abajo, ¡escúchame!. Cuando tú haces la voluntad de Dios, ¡los planes del enemigo se vienen abajo!. ¡Se vienen abajo!. ¡Se vienen abajo!.
“El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron” Josué 6:20.
Dios quiere que hoy tomes tu territorio. ¡Hoy Dios quiere que tú tomes las promesas y que los planes del enemigo se vengan abajo!. ¡Se vengan abajo!. Cada conquista necesita que tú seas obediente y cumplas totalmente con Su voluntad. Amén!
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