Libérate del Desánimo | Mensaje de la Profeta Montserrat Bogaert

Somos muy dados a tirar la toalla y a decir que las cosas ya no van a funcionar,  y Dios quiere hacernos entender que esta no es Su voluntad. Él está buscando que nosotros lo escuchemos; el escucharlo va a provocar tanta revelación para nuestra vida que terminará siendo transformada.

 

Cuando prestamos atención a Dios y a Sus palabras seremos sanados y libertados, porque cada vez que Él habla, eso es lo que ocurre. Cuando Dios nos habla, Él evita que tomemos el camino incorrecto que traerá perjuicio a nuestra vida.

 

Necesitamos tener nuestros oídos abiertos para escuchar el consejo de Dios, pero perdemos el tiempo escuchando más a los demás en vez de pasar tiempo con Dios, porque hasta en el silencio Él nos habla.

 

No tenemos que hablar como un papagayo para que Dios nos hable; en el silencio Él nos habla también. El silencio es el mejor lugar donde Dios le habla a nuestra alma. Cuando Dios habla, el alma se sujeta.

 

Éxodo 6:6-8
“Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto. Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ”.

 

Cuando Moisés la dio la palabra al pueblo, ellos no la recibieron, por la congoja y su dura cerviz. La congoja se refiere al desánimo; cuando estamos desanimados, no recibimos lo que Dios quiere decirnos.

 

El desánimo nos separa de la voz de Dios; y nuestro corazón solamente recibe lo que éste en ese momento solamente puede entender. En este momento que Dios habla, era para el pueblo haberse llenado de fe y de valor, era para que dieran gracias.

 

Versículo 9
“De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre”.

 

Dios nos habla para decirnos que lo que vivimos, ya no lo viviremos más.

 

Cuando Dios nos habla a través de un sueño o de un hombre o mujer de Dios, ¿por qué no lo escuchamos? Porque estamos bloqueados. El desánimo cierra el cielo y no nos deja ver la grandeza de Dios. El desánimo no es más que estar sin fuerzas para seguir adelante.
El desánimo es estar sin alientos y sin fuerzas, es necesitar que nos carguen porque ya nosotros mismos no podemos.

 

¡Cuando Dios habla el diablo sabe que se tiene que callar, cuando Dios nos habla no hay manera de silenciarnos! Lo hace para que activemos cada una de Sus promesas y tengamos la ilusión de hacer cosas nuevas.

 

Una persona desanimada se aísla y quiere estar sola, poniendo una barrera entre ellos y el mundo. Las personas desanimadas dejan de venir a los servicios y a las oraciones de la iglesia por estar recluidos en sus propios pensamientos, que no son de Dios.

 

El desánimo trabaja poco a poco y es por esto que tenemos que estar bien atentos para tomar las acciones correctivas de lugar cuando vemos que quiere apropiarse de nosotros. Cuando estabas en el primer amor, llegabas antes que todo el mundo a la iglesia esperando a que abrieran, sin embargo, ahora, llegas después que todo el mundo está sentado y que ya la alabanza y adoración han terminado.

 

Tenemos que ser muy astutos antes de caer en las garras del enemigo. Ya ni siquiera nos importa el saber que vamos a llegar tarde; ¡cuando a la iglesia venimos a celebrar las victorias de Jesucristo de Nazareth! Otra cosa ocurre cuando tenemos una cita importante que arreglamos lo que nos vamos a poner hasta dos días antes, así como cuando nos vamos de viaje, la maleta se prepara con tiempo.

 

El que está desanimado cree que está bien, pero el que no lo está, puede ver lo que el otro ha perdido. El desánimo contagia a los que están a su alrededor, es algo que se inyecta y es como un acelerador; mientras que hablar con un animado, es distinto, una actitud animosa causa algo en nosotros, pero el desánimo causa estragos.

 

No nos podemos dar el lujo de desanimarnos por el daño que causamos a los que nos rodean. El desánimo es un espíritu contagioso, los desanimados tienen una misma forma de hablar, es por eso, que, el espiritual se abstiene de leer los periódicos y las redes sociales porque su espíritu se contamina.

 

Mientras nuestro espíritu está sano, el espíritu de Dios puede fluir, pero cuando no lo está, es como si estuviéramos completamente cerrados. ¡No puedes seguir creyendo las mentiras del diablo, el enemigo está vencido! ¡Ya está retirado! Cristo lo retiró hace más de dos mil años.

 

Juan 14:27
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

 

Vamos a tomar la paz y no la angustia ni la tribulación. El pueblo no escuchó las palabras de Dios por su dura servidumbre. Ellos podían clamar a Dios, pero se dejaron llevar de las órdenes del Faraón. ¿Y cuáles son esas órdenes de Faraón? Que te va a ir mal, y que no vas a salir de la situación en la que estás. ¡Rompe con Faraón! ¡Él ya fue sepultado bajo las aguas! ¡Sepulta bajo las aguas las ordenes de Faraón contra tu vida!

 

Somos desleales a Dios cuando estamos desanimados. Tenemos que aprender a movernos en el espíritu y no en el alma. Tienes que activar la serotonina que te levanta y no permitir que el cortisol se eleve porque es lo que te apaga.

 

Vamos a llenarnos de las palabras descritas en los salmos, declaremos la grandeza y majestuosidad de nuestro Dios. ¿¡Cómo va a ser que el enemigo es más fuerte en tu vida que el poder de Dios!? ¿Por qué responder como si conocieras más al diablo que a Dios?

 

Las cargas se manifiestan en el cuerpo, nos buscamos las enfermedades con el estrés, el desánimo no es más que el primer ciclo que nos lleva a enfermedades físicas. La diferencia es que al hospital van los que se quieren sanar y a la iglesia vienen los que se quieren quedar igual sufriendo la misma letanía, el mismo quebranto y las mismas palabras, en vez de tomar lo que Dios nos da.

 

En el hospital tenemos que pagar para ser sanos, y si aquí tuviéramos que pagar, no lo hiciéramos, aquí venimos y somos sanos y salvos por la gracia de Dios. El desánimo es una de las estrategias más fuertes del enemigo.

 

Venimos a la Iglesia y escuchamos un mensaje que nos levanta y mañana nos encontramos con una situación que no esperábamos, y nos decaemos de inmediato, el diablo conoce nuestra debilidad y la usa en nuestra contra.

 

Levanta tus ojos y mira al Poderoso de Israel, aquel que nadie le quitó su lugar; Él está invicto.

 

Jesús lleva nuestra carga, siempre lo hace, siempre está intercediendo por nosotros. Él nos dice que nuestro yugo es pesado y su carga es ligera. Cuando dices que no puedes hacer algo es porque ya tu alma fue tomada por el desánimo.

 

Estar conectado con Dios y tener intimidad con Él no tiene que ver con repetir las mismas palabras siempre, sino más bien con derramar nuestro corazón en Su presencia; es sentir que algo tuyo se unió a Él.

 

El desánimo hace que nos inclinemos al pecado, y que sucumbamos al reino de las tinieblas. El desánimo nos lleva al camino opuesto de Dios, porque entendemos que estamos haciendo lo bueno y que no recibimos respuesta ni el cambio que esperamos; más no es en nuestro tiempo que Dios va a hacer las cosas, no le pongamos tiempo a Dios, deja que sea Él que lo haga.

 

Que sea Dios que determine como lo va a hacer, no tú. Cuando tienes falsas expectativas, viene el desánimo, y no tienes fuerzas para continuar. ¿Qué pasa cuando ya no tienes fuerzas para caminar? Los demonios son los que te llevan.

 

El desánimo nos lleva a rechazar lo divino y a buscar excusas para hacer lo malo. Hay personas que dicen que oraron por mucho tiempo y dejaron de hacerlo porque no vieron respuesta en el tiempo que esperaban. Hay mucha gente buscando una posición física en vez de buscar una posición espiritual.

 

Hay muchos cantores que suben a este altar desanimados, ¿se imaginan ustedes la atmósfera que eso trae? En vez de subir aquí rebozando de deseos de alabar y adorar a Dios. Este altar debe ser un lugar para estar siempre con expectativas, siempre renovando sus fuerzas y siempre atrayendo el rompimiento que las almas con tantas ansias están esperando.

 

Estamos aquí para deshacer las obras del diablo, eso nos dice la Palabra. ¡Y el desánimo es del diablo! Hay una prueba que mide el nivel de estrés, la hacen con la saliva tomando la muestra por tres días consecutivos para medir el nivel del cortisol, que es la hormona del estrés. ¿Qué podemos contestar a un médico que ve estos niveles altos de estrés en nuestros cuerpos? ¿Cómo podemos decirle que somos cristianos?

 

El Señor nos llama a morar junto a aguas de reposo, con todo lo que nos suceda, debemos demostrar paz. Debemos soltar nuestros problemas a Dios y confiar en que Él hará lo que nosotros no podemos.

 

Disfrutemos de la vida aún en medio de persecución y del dolor, disfrutemos de la vida, de que Dios tiene un propósito en nuestra vida y de que Él nos ha escogido para que Su propósito se cumpla. Tengamos la confianza que la forma que Él ha seleccionado para cumplirlo es la mejor, así que disfrutemos de este viaje.

 

Hermosea tu rostro con lo que hay en el corazón. Hoy tienes que celebrar la grandeza de Dios y todas las cosas bellas que El hace a nuestro favor. ¡Celebra cada situación y victoria que el Señor te entregue, sin importar el lugar en el que estés!

 

Las personas se desaniman por situaciones financieras, enemistades, situaciones con líderes en la iglesia, hasta comentarios que se hayan hecho en contra de uno mismo; la iglesia es el lugar donde más se murmura y se habla en contra del otro, sin embargo, que ninguna de estas situaciones haga decaer nuestro semblante, porque ya hubo uno, Jesús, que fue a la cruz por nosotros y lo venció todo.

 

Tienes que ver a Jesús crucificado para que recibas fuerzas. Nosotros no estamos exentos del desánimo ni del desaliento, pero no podemos hacer de esto un estilo de vida, porque cuando no salimos de este estado, vamos rumbo a la depresión.

 

Mateo 26:38
“Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo”.

 

En este momento Jesús estaba desanimado, pero recordó su propósito y recobro fuerzas para continuar. Oro para que se hiciera la voluntad del padre y no la suya.

 

Elías se deprimió. Cuando escucho las palabras de Jezabel, de que ella haría con el cómo sucedió con los 400 profetas de Baal, Elías se asustó y huyó; esto pasa en el desánimo, huimos y no enfrentamos lo que nos sucede. ¿Qué palabras hemos escuchado que nos hemos desanimado? ¿A qué palabras hemos prestado atención que nos han llevado a aislarnos?

 

Enfrentemos con valor la situación que estamos atravesando, no huyamos. Demostremos con nuestras acciones y palabras al Dios en quien creemos.

 

La depresión nos consume, es como una mente muerta que no reacciona frente a la palabra de Dios; el que esta desanimado murmura porque quiere esconder su condición echando la culpa a los demás, de su poca fe. Hoy tienes que levantarte y salir de la cárcel del desánimo.

 

Nehemías 4:1-2
Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?”

 

Estos enemigos fueron muy específicos en sus palabras y es que Satanás conoce muy buen nuestras áreas más vulnerables.

 

Versículo  3
“Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará”.

 

Versículo  6
“Y edificamos la muralla hasta que toda la muralla estaba unida hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar”.

 

Nehemías no le hizo caso a estas palabras, que fueron dichas para desanimar su obra.

 

Identifica hoy la causa de tu desánimo, enfrenta y aprópiate del poder de Dios para salir de todo desánimo.

 

Oración:

 

Padre Celestial, en este momento tomo autoridad de mi mente, subconsciente, consciente, de mi alma, de mi cuerpo y de mi espíritu, y todo lo que le ha dado lugar al desánimo, al desaliento, al descontento, al temor, al miedo, a la depresión, a la inseguridad, ahora mismo, responsablemente, yo lo ato en la tierra y en el cielo y lo saco de mi vida y le quito toda autoridad del lugar donde la tiene, y ahora, rompo con el sistema demoniaco que ha tomado mi alma para esclavizarme y robarme la fe de Cristo Jesús. Hoy deshago las obras del diablo y me lleno de la fe de Cristo, se inyecta a mi mente, en mis pensamientos y razonamiento y en mi voluntad, y desde ahora salgo de la cárcel y jamás entrare a ella, porque al igual que Nehemías y Jesús tuvieron ánimo, yo también tengo ánimo para pelear esta batalla, que no es mía, es de Jehová de los Ejércitos, y El me dará la victoria aplastante, hoy doy testimonio que la depresión y el desánimo han salido de mi vida y que tengo una fe mata gigantes.
 
Todo desaliento y desanimo se va en el nombre de Jesús. Hay ángeles que te rodean y sostenida en Sus promesas está tu vida.

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