“Es tiempo de estar en libertad” – Apóstol Miguel Bogaert

Gálatas 5:1 dice: 

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. 

 

 

Ya es tiempo de que estemos en libertad y que aprendamos el por qué nosotros somos libres. ¿Por qué estamos en libertad?

 

 

El espíritu de opresión nos tiene esclavizados, oprimidos y muchas veces nosotros no lo entendemos y le echamos esa oposición al enemigo, Satanás, y no es más que nosotros mismos que hemos entrado en ese sistema, en ese estilo de vida.

 

 

El espíritu de opresión nos esclaviza en las diferentes áreas de nuestra vida, a través de nuestra mente y nuestra alma. Un líder puede ayudarte a cómo ser libre de tu esclavitud, pero tú mismo eres el único que puede lograr tu libertad, porque eres el único que sabes lo que tú tienes.

 

 

Tu verdadera libertad empieza en tu mente. Solo tú sabes lo que tienes en tu mente, solo tú sabes cuáles son tus pensamientos sólo tú sabes cuáles son tus actitudes, tus pecados, a qué estas atado. El principio de tu liberación y tu libertad tienen que empezar por una decisión tuya. Hemos creído que es la iglesia que tiene que liberarnos, por eso pagamos con la iglesia. Ni el Espíritu Santo puede hacer lo que tiene que hacer contigo si tú no se lo permites.

 

 

Tu mente es el centro de tu esclavitud y tenemos un ejemplo de esto por el cual tenemos que meditar. El pueblo de Dios clamó a Dios y Dios le escuchó y Dios automáticamente le escuchó el clamor a Su pueblo, le preparó un libertador. El libertador que le preparó Dios al pueblo no se lo preparó de un día para otro, le cogió 80 años.

 

 

 

Tú nunca podrás dar de lo que tú no tienes. Si tienes esclavitud tú vas a dar resultado de ser esclavo.

 

 

Este hombre fue preparado 80 años para libertar un pueblo. Con 80 años para libertar un pueblo, preparado por Dios tuvo problemas también, fíjate de la dimensión de la esclavitud que te estoy hablando. Por eso, el ser libre no es decirlo, es ser libre en Jesucristo.

 

 

Preparó un libertador que se llama Moisés, a través de este enviado Dios hace visible Su poder, grandeza, prodigios, maravillas.

 

 

 

Éxodo 13:21-22 dice:  

“Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego”. 

 

 

En éxodo 14:1 vemos como Dios le hablo a Moisés y le dice:

Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. 

 

 

 

Cuando el pueblo ve que están frente al mar y encerrados en el desierto y ven que los egipcios vienen detrás de ellos, ellos no claman a Dios, al Dios de los milagros, al Dios que hizo venir las nueve plagas, al Dios que vio los milagros más grandes que puede tener la historia de la Biblia, sino, que ellos cuando se ven presionados, lo que le sale es el espíritu de esclavitud. No claman al Dios para que lo salven, sino que critican al Dios que los salvó.

 

 

Éxodo 14:10-12 dice: 

“Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto”. 

 

 

Mira lo que es el espíritu de esclavitud. Este pueblo estaba libre físicamente de la opresión de lo que tenían que hacer, pero no estaban libres en sus mentes. Ellos habían salido de Egipto, pero Egipto no había salido de ellos.

 

 

Éxodo 16:2-3 dice: 

“Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud”. 

 

 

 

Ellos le clamaron a Dios para ser libres, Dios hace lo imposible, los convence (como si ellos le estuvieran haciendo un favor a Dios). El esclavo solo piensa en su comida y en lo suyo. El que esta esclavizado por la opresión, en su mente y en su alma, nunca va reconocer que tiene un problema y siempre va a pagar con todo el que tenga que ver con Dios. Creen que la culpa es de donde salieron, y no es así, es que ellos cargan con la culpa.

 

 

430 años en Egipto, 40 años en el desierto y murió esa generación, y no se cumplió su propósito, no se cumplió su destino, por no entender que ellos eran los culpables.

 

 

 

1 Timoteo 1:8-11 dice:    

“Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado”. 

 

 

 

Isaías 42:1-7 dice: 

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley. Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas”. 

 

 

 

Isaías 61: 1-3 dice: 

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”. 

 

 

 

Jesús es el llamado a introducirte en esa libertad. Por eso es importante que entendamos que la plataforma de la cruz es lo que nos va a hacer libre a nosotros.

Juan 8:32 dice: 

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. 

 

 

Romanos 8:21 dice:  

“porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. 

2 Corintios 3:17 dice: 

“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. 

Mientras tú estés en la carne, estas esclavizado. Por eso la importancia de tu salir de ese hombre almático, carnal, y entrar a ese hombre espiritual.

 

 

 

Gálatas 4:1-7 dice:  

“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”. 

 

 

 

Jesucristo pagó un precio para que tú fueses libre. Por eso tenemos que entender cuál es la plataforma de la cruz del calvario, por eso es importante tener la revelación de Jesús, por eso es importante tu saber cuándo pones a Jesús en tu boca, por eso es importante cuando tu pones la sangre de Cristo en tu boca.

 

 

 

Por eso tenemos que tomarnos en serio que el propósito de Dios es que nuestro espíritu sea libre. No podemos seguir en la iglesia esclavizados, tenemos que cambiar nuestra forma de ver las cosas, de ver nuestras condiciones.

 

 

 

 

Desde Isaías se está profetizando que Jesús es tu libertad, es tu hacedor. No es un problema, es una condición que no queremos entender, no queremos ceder a nuestra condición de nuestra forma de cómo vivimos.

 

 

 

El propósito de Dios es que nuestro espíritu sea libre totalmente para caminar como hombres y mujeres espirituales y no como hombres y mujeres carnales.

 

 

 

Una de las condiciones que nos hacen a nosotros más difícil el ser libres, está en Gálatas 1: 10:

“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. 

 

 

Ahí está uno de los problemas por los cuales nosotros no disfrutamos la libertad. La diferencia de un esclavo a un siervo es que el esclavo te sirve por obediencia, pero el siervo te sirve por amor. La iglesia está llena de esclavos de Cristo, pero no está llena de siervos de Cristo y esto es porque nada más queremos agradar al hombre; y el primer hombre al que agradamos es a nosotros mismos. Pero cuando tú no quieres agradar al hombre, sino, que tienes que agradar a Dios, se te pone difícil la cosa. Porque para agradar a Dios y no agradar a los hombres, tú tienes que hacer muchos cambios. Tienes que morir a muchas cosas a ti.

 

 

 

Eres tú que tienes que enfrentarte contigo mismo, tienes que dejar de ser hipócrita. El hombre es hombre por lo que decide, no por lo que carga.  

Gálatas 2:4 dice:  

 

 

 

“Y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud”. 

 

 

 

Te vas a encontrar en la iglesia hermanos disfrazados de hermanos, que lo único que hacen es espiar tu libertad, para llevar a esclavizarte. Son los típicos hermanos que te vienen con chisme, criticas, con cuestionamientos, murmuraciones. Dentro de las iglesias hay más gente esclavizando hermanos que en el mundo. Fuiste creado para dominar, no fuiste creado para ser esclavo.

 

 

 

Dios entregó a Su hijo en la cruz del calvario para que tú fueses libre. Él puso el espíritu de Su hijo dentro de ti. Y por tu esclavitud, el espíritu del hijo de Dios que está dentro de ti no puede hacer la obra que tiene que hacer. Nadie puede luchar por tu libertad, tú tienes que luchar.

 

 

 

 

Gálatas 2:5 dice:    

“a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros”. 

 

 

 

Cuando alguien te quiera esclavizar, tú no estás defendiendo a una persona, estás defendiendo el evangelio, una visión, un propósito de Dios, un manto de Dios.

 

 

 

El problema de nosotros los humanos, es que no acabamos de entender que Dios se mueve por mantos. Si Eliseo hubiese sido como uno de ustedes, de Elías no hereda nada. Si Timoteo hubiese sido uno de ustedes, de Pablo no hereda nada.

 

 

 

Es tiempo que seamos libres de la boca. Es tiempo que cambiemos la esclavitud de la boca por una libertad de amor, de alabanza, de adoración, de entrega, de voz de justicia, voz de trompeta.

 

 

 

Tienes que levantarte a pelear por tu libertad, y cuando te levantes, ve donde el juez supremo y dile Juez, yo quiero mi libertad, yo quiero que tú cantes sentencia a mismo para yo ser libre.

 

 

 

Gálatas 4:8-9; 11-12 dice:  

Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?…Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros. Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho. 

 

 

 

Gálatas 5: 7 dice: 

Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. 

 

 

 

Gálatas 5:13 dice: 

“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”. 

Mi libertad depende de mí, de mi decisión

 

 

 

Deuteronomio 32:48-51 dice: 

 Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo: Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo; por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel. 

 

 

 

 

Hasta el mismo libertador que Dios preparó para liberar a Su pueblo, no cumplió el propósito que Dios le había puesto, porque tenía algo dentro de él que lo esclavizaba todavía. Moisés tenía un problema en su carácter, como el que tienes tú. Por eso, tu llamado, tu propósito, tu destino, puede ser que esté siendo abortado. Puede ser que tú estés viviendo, pero no disfrutando.

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