La iglesia tiene que estar unida

Mensaje del Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela

Dios anhela intensamente que nosotros experimentemos la unidad y el amor porque es la única manera de que la iglesia de Cristo va poder permanecer.

 

“La iglesia tiene que estar unida”

 

Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Efesios 4: 1-3

La iglesia es importante para Dios, por eso tenemos que  cuidarla y unirnos para hacer lo que Él quiere que se establezca en la tierra.  Iglesia  en griego es  Ekklesía que significa  asamblea.  En su casa, usted con sus hijos es una asamblea, es una iglesia, porque dice la palabra que donde están dos o tres reunidos en Su nombre ahí está Él.

 

Usted es el sacerdote de su casa, esa es su primera iglesia y  tiene que estar unida, porque Dios nos va demandar por  esa unidad, ese amor, y si tu iglesia personal que es tu casa,  no está unida,  como  vas a  tratar de unirte en la iglesia con tantas personas diferentes, con ideas diferentes, con conceptos, preceptos, por lo que obligatoriamente nosotros tenemos que tener una concepción de lo que es la unidad, de lo que es el amor por la iglesia de Cristo.

 

Dios anhela intensamente que nosotros experimentemos la unidad y  el amor porque es la única manera de que la iglesia de Cristo va poder permanecer, por eso  debemos de levantarnos como iglesia a procurar esa unidad y defenderla, pero no para defender lo propio sino la iglesia.

 

Dice en Efesios 4: 1-3

Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

 

Seguir a Cristo es una vocación. Vocación significa algo que tienes dentro para un fin.

 

Colosenses 3: 12-14 dice:

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;  soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.  Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

 

Cuando vemos esas palabras tiene que venir una revelación a nuestro espíritu de que para Dios su iglesia es lo único que anhela, y la iglesia no son las cuatro paredes, la iglesia somos nosotros,  por eso Pablo aquí nos está hablando específicamente sobre  las bases para hacer una plataforma para la unidad de la iglesia, dice: de entrañable misericordia, paciencia, humildad, benignidad  mansedumbre, y esa es la plataforma para nosotros empezar a establecer la unidad en su iglesia.  Dios llora cuando ve  en este tiempo la necesidad que hay  y  que en  vez de la iglesia estar unida, metida en el amor, en la misericordia, en paciencia, está totalmente metida en el orgullo, en el egocentrismo, en la vanagloria propia,  y eso no puede seguir así, tenemos que empezar hacer los cambios  porque nosotros somos la iglesia.

 

El espejo de unidad que Dios le revela a su iglesia está en el Dios Padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo,  son tres en uno,  ahí está el espejo de la iglesia de Dios,  y eso es lo que Él quiere que  entiendas, que la unidad de la iglesia está definida en la unidad que hay entre ellos.

 

En el nuevo testamento se usan varios términos para describir la iglesia, se le dice cuerpo de Cristo,  nuevo hombre, su casa,  creyentes  sumidos en muerte y resurrección, y cuando vemos esto entendemos que cuando tú persigues la iglesia  estás persiguiendo a Cristo; cuando criticas la iglesia, estás criticando a Cristo.

 

Jesús, cuando estaba al punto de ser arrestado para ser llevado a la cruz, en vez de pensar en lo que le iba a pasar,  porque Él ya lo sabía, se puso a orar por ellos, por los apóstoles.

 

 

A Jesús  no le importaba morir, porque decía que a través de ellos iban a creer en Él. Por eso cuando vienes a la iglesia,  no vienes para ti solo, si no conoces a nadie tú debes  ir  y revelar la madurez que tienes y presentártele a esa persona.  La iglesia no es un club, donde vienes, te sientas y no te importa el que está a tu lado; en la iglesia es diferente porque  desde que entraste y te sentaste, la persona que está al lado tuyo  y  tú tienen que ser uno.

 

Por eso en la asamblea de Dios no puede haber orgullo, no puede haber vanagloria,  no puede haber títulos, tiene que haber una entrañable misericordia, humildad,  mansedumbre, paciencia. La asamblea no es para el que este mejor vestido,  el que mejor camine y el que mejor desfile, la asamblea  de Dios es un lugar  donde está el abono del Espíritu Santo  para que las plantas que vengan a la asamblea de Dios vengan cargadas de frutos a buscar abono,  para que el que esté pueda comer de esos frutos.

 

Dios pagó el precio por su iglesia,  no hay nada más de valor para Él, por eso no debemos de tomar la iglesia a la ligera. Los líderes, los pastores,  tenemos que entender esto,  la iglesia  es algo grande para Dios,  Él habita  en ella, Él la dirige, Él le habla a su iglesia, no hay nada  que dañe más  a la iglesia que las cosas que producen división, conflicto y la falta de armonía.

 

Dice en  Efesios 4:3

Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

 

Dios  le están diciendo que se esfuercen en la unidad del Espíritu,  por eso la unidad no quiere ver nada con lo almático, no quiere ver nada con tus emociones, no quiere ver nada con tus sentimientos,  la unidad solamente quiere ver a tu espíritu y como no andamos en el espíritu se nos hace más difícil  unirnos.

 

Un problema que tenemos como creyentes que forman las iglesias es que estamos enfocados en las diferencias que tenemos más que en las cosas comunes que nos unen: un mismo propósito,  un bautismo, una esperanza, un padre , una misma fe una misma salvación

 

Romanos 14:17-20

Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.  Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.  No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come.

 

Sabes cuál es el problema,  que nos hemos acostumbrado en la iglesia a valorar más las diferencias,  y nuestro llamado no es  valorar las diferencias que tenemos, nuestro llamado no es criticar las diferencias, por eso Dios nos hizo diferente a todos, nuestro llamado es gozarnos a través de las diferencias, tenemos que aceptarnos el uno con el  otro.

 

Dios lo que está buscando es unidad, no uniformidad. Dios no nos quiere a todos iguales,  porque cada uno tiene un propósito diferente.